Consejos para ganar a la pereza en verano
El calor es uno de los factores que más nos afecta a la hora de realizar actividades físicas
El verano es divertido. Sin embargo, nos volvemos más perezosos y con ganas de procrastinar en lugar de hacer el deporte rutinario que solemos hacer el resto del año. No hay nada malo en ello porque para algo existen el verano y las vacaciones, aunque no está de más saber por qué nos volvemos así en esta época del año y cómo podemos darle la vuelta. Aquí van unos truquitos para ganar a la pereza.
Una de las causas por la cual nuestro cuerpo se vuelve más perezoso es el calor. Las altas temperaturas nos hacen perder agua y electrolitos a través del sudor, y eso nos genera un cansancio o decaimiento que se traduce en pérdida de energía. Una solución es beber esa bebida mágica que siempre nos acompaña: el agua, y comer alimentos con alto contenido de agua, como frutas o verduras. Y para que esto funcione, también es clave hacer deporte a primera hora del día o al atardecer, cuando el calor no apriete tanto.
Otro caso es cuando vamos de vacaciones. En ocasiones no nos llevamos los materiales que necesitamos para hacer ejercicio, como mancuernas o esterillas. Pero no pasa nada, porque en gran parte de los destinos vacacionales tenemos un escenario precioso que siempre nos da la bienvenida: la playa. Ahí no hay excusa para ponernos a correr o hacer algo de tonificación en las típicas máquinas públicas de algunos puntos de la costa.
Otra de las realidades del verano es que tenemos más tentaciones. Es decir, más planes o comidas llenas de platos poco saludables, más de una cerveza fresquita o helados de todas las formas posibles. ¿La solución? Intentar combinar estas comidas de placer con otras típicas del verano muy sanas, como gazpacho, ensalada o frutas. Tenemos una dieta tan variada que cuando no comemos sano es porque, en verdad, no queremos.
El sueño también juega un papel importante. Cuando estamos de vacaciones y desconexión, aprovechamos para relajarnos y dormir más de la cuenta. Como bien sabes, cuanto más descansamos en un tiempo prolongado, más perezosos nos volvemos. O, por otra parte, podemos ir todo el día de plan en plan y de fiesta y fiesta y no descansar lo suficiente haciendo que nuestro rendimiento baje. Sea en un caso u otro, es crucial que compensemos la falta de descanso con alguna siesta o que nos arranquemos la pereza practicando deporte.
Por último, no abandonar parte de las rutinas que teníamos antes de empezar las vacaciones es esencial. Quitarnos la pereza consiste en encontrar ese equilibrio perfecto que nos hará llegar a otoño con toda la buena energía que proporciona esta época del año.