Tradición y devoción por Sant Magí

Tàrrega y Cervera se mantuvieron ayer fieles a la tradicional fiesta de Sant Magí que adaptaron a las medidas restrictivas de la pandemia. En la capital del Urgell, la fiesta se concentró, como es habitual, en el Parc de Sant Eloi. Tras una misa en la ermita en la que se pidió al santo que acabe la Covid y que finalizó con el canto de los gozos dedicados al santo (con letra del mosén Climent Forner y música de Josep Maria Salisi), los fieles se desplazaron hasta la plazoleta dedicada a Sant Magí.

Allí, y ante la mayólica, algunos de los asistentes cumplieron con la tradición de beber sorbos de agua traída desde el santuario de Sant Magí de Brufaganya, a la que se atribuyen propiedades milagrosas, si bien en esta ocasión lo hicieron con los pequeños cántaros conmemorativos individuales de diseño exclusivo que adquirieron previamente.

Los asistentes también pudieron comprar unas galletas conocidas como gaiatons de Sant Magí. Entre los participantes había varios vecinos de la ciudad que llevan por nombre Magí.

Como medida de prevención por la pandemia de coronavirus, se limitó el aforo a la ermita de Sant Eloi para poder garantizar la distancia social y todos los asistentes tenían que llevar mascarilla y ponerse gel hidroalcohólico antes de entrar en el templo religioso. La fiesta, organizada por la Associació dels Amics de l’Arbre, estaba previsto que acabara por la noche con un concierto en la plaza de l’Estanyol del mismo Parc de Sant Eloi a cargo del Quartet Prysma.

La advocación de Tàrrega hacia Sant Magí se remonta al siglo XVIII, si bien la cita se ha consolidado en el calendario local desde 1953.

La fiesta en Cervera, reducida a la iglesia

En Cervera, la tradicional fiesta de Sant Magí quedó reducida a la apertura de la iglesia dedicada al santo donde, en la parte exterior, se instaló una parada en la que se podían adquirir pequeñas botellas de agua de Sant Magí de Brufaganya así como boj y lavanda. El año pasado se organizó un pasacalles nocturno.