Las balas de paja son para divertirse

La asociación de jóvenes La Mansa de Sant Ramon impulsa este mes de agosto un laberinto hecho con más de 300 balas de paja y que incluye un juego de pistas, como avanzó SEGRE el miércoles.

Se trata de una iniciativa que tiene como objetivo atraer visitantes y dinamizar los comercios y la oferta lúdica de este municipio de la Segarra de menos de medio millar de habitantes. El laberinto abre de jueves a domingo y, de momento, ya ha recibido la visita de unas 400 personas.

Dada la buena acogida, desde la organización se plantean alargar la actividad hasta mediados de septiembre.

Cuenta con la colaboración de Farratges Aleix, que ha sido la encargada de ceder las 320 balas de paja, de 300 kilos cada una, que se han utilizado para construir el laberinto. Su propietario, Aleix Pons, se muestra satisfecho de cómo se está desarrollando la iniciativa y explica que el objetivo de todo es atraer gente al pueblo para dinamizar los comercios, a la vez que los jóvenes colaboran y se lo pasan bien.

“Nos lo estamos pasando muy bien, somos un grupo de amigos y así podemos estar aquí todos juntos”, explican Laura Marbà y el Ainara Pons.

Estas dos jóvenes añaden que la iniciativa les deja tiempo libre para ir a la piscina y también destacan que es una actividad que repercute en el pueblo..

Los visitantes que se adentran en el laberinto de Sant Ramon tienen que completar el árbol genealógico de la familia Nonato con un tiempo máximo de 30 minutos. Para conseguirlo, tienen que encontrar los retratos con las pistas de cada uno de los miembros de esta saga que hay escondidos por los pasadizos del laberinto.

“Me ha gustado mucho y quizás volveré”, dice Maria, una niña de Calonge de Segarra que ha visitado el laberinto con sus padres y su hermana pequeña.

En Ponent también se ofrecen, desde hace años, propuestas similares, como son los laberintos de maíz de Castellserà (Urgell) y de l’Horta de Lleida.