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Una empresa se niega a activar su protocolo de acoso tras los insultos e intento de atropello de un trabajador a una compañera

Testimonio anónimo de una mujer que ha sufrido acoso laboral que aparece en el documental ‘No és no’.

Testimonio anónimo de una mujer que ha sufrido acoso laboral que aparece en el documental ‘No és no’.TVC

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La empresa de seguridad privada Prosegur se ha negado a activar su protocolo de acoso por razón de sexo en el caso de una vigilante que denunció a un compañero por insultarla, vejarla e intentar atropellarla con su coche, y grabarla después en vídeo mientras la mantenía inmovilizada y aterrorizada. La dirección considera que la supuesta agresión fue "un incidente aislado" que no se corresponde con la tipificación de la figura de acoso que recoge su Plan de Igualdad.

Los hechos, informa Público, ocurrieron en la noche del pasado viernes 20 de agosto en el campus de la Universidad de Vigo en Ourense, donde Prosegur se encarga de las tareas de vigilancia. La compañía denegó la apertura del protocolo el martes 24 de agosto, cuatro días después de la denuncia, con un fin de semana por el medio y sin siquiera dar audiencia a la trabajadora, a pesar del atestado policial levantado en el lugar de los hechos, de los dos partes médicos de lesiones que aportó la víctima y de la petición expresa que hizo su sindicato a la dirección.

Prosegur afirma que sigue investigando el suceso a través de un consultor externo, aunque tres semanas después de la agresión nadie ha contactado con la mujer, que se encuentra de baja. La defensa legal de la víctima asegura que el caso ha sido ya remitido al juzgado.

Según la denuncia que la trabajadora presentó a la Policía la misma noche de los hechos, cuando acudió a dar el relevo a uno de sus compañeros en el campus y tras entablar conversación con él, éste comenzó a insultarla con expresiones y gestos machistas. Ella le recriminó su actitud y, durante la discusión, le impidió cerrar la puerta del coche y bloqueó la puerta del garaje en el que se encontraban. Entonces el hombre empezó a agredirla y, cuando ella sacó el móvil con la intención de grabar la agresión, el guardia la empujó y se lo arrebató.

El hombre se metió en su coche e intentó atropellarla, y cuando ella introdujo los brazos por la ventanilla del copiloto para recuperar su teléfono, la cerró aprisionándola, y empezó a conducir marcha adelante y marcha atrás arrastrándola por el suelo. Luego, se bajó del vehículo y, tras llamar a sus jefes, la grabó con su propio teléfono, increpándola mientras hacía gestos obscenos cuando ella seguía inmovilizada con las manos atrapadas por la ventanilla.

La mujer, que se orinó encima a causa del miedo, consiguió llamar a la Policía con el teléfono de un compañero que se había personado en el lugar, pero que no la auxilió. Según la denuncia, uno de los agentes del Cuerpo Nacional de Policía pudo visionar el vídeo que el guardia había grabado en su móvil y se ofreció como testigo para dar cuenta de su contenido. Ante el estado de la víctima, los agentes llamaron a una ambulancia que la asistió y que la trasladó posteriormente al Servicio de Urgencias de un ambulatorio del Servicio Galego de Saúde.

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