El cambio climático dispara los precios de los seguros
Las catástrofes provocadas por el cambio climático están generando pérdidas multimillonarias a las aseguradoras. Solo en el primer semestre de este año las compañías perdieron 34.000 millones de euros en todo el mundo. Es un 27% más que la media de los diez últimos años.
Pero el coste de los siniestros seguirá aumentando, entre un 90 y un 120% hasta 2040, según los mediadores de seguros del País Vasco y la reasegurada Swiss Re. Así que el precio de los seguros se disparará –como mínimo, entre el 30% y el 50% por ciento– en los próximos años. La ciencia alerta de que el cambio climático provocará cada vez más eventos meteorológicos extremos en todo el mundo. Inundaciones, sequías, huracanes, incendios forestales… Las inundaciones que afectaron hace meses a Alemania y Bélgica, las olas de calor registradas en Canadá y Estados Unidos, y los incendios forestales asociados son ejemplos de lo que está por venir. Estos eventos serán cada vez “más frecuentes y virulentos”, destacan los científicos.
En España, la borrasca ‘Filomena’ dejó el pasado mes de enero un reguero de destrozos. La factura de los daños cubiertos por las aseguradoras ascendió a 230 millones de euros. Las compañías tuvieron que realizar cerca de 198.000 actuaciones por la nevada. La mayor parte de los pagos correspondieron a daños en inmuebles (223 millones). Las aseguradoras resolvieron 154.018 percances en propiedades de sus clientes; la mayoría, desperfectos en viviendas (109.649). En segundo lugar, se situaron las roturas de elementos comunes en edificios (28.833) y, en tercero los daños en industrias (9.392). Las aseguradoras también repararon siniestros registrados en 5.705 comercios.
Las compañías han empezado a estudiar incrementos en las primas. Pero también están reduciendo las coberturas en aquellos lugares en los que existen riesgos de afecciones por catástrofes naturales. Muchas aseguradoras ya rechazan asegurar viviendas situadas en bosques o cerca del mar y de algunos ríos. Así ocurre ya en algunas zonas de Canadá y Estados Unidos, lo que ha obligado a los gobiernos de esos países a impulsar coberturas públicas para las propiedades que no son aceptadas por ninguna compañía.
España cuenta con el denominado Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), una entidad pública empresarial, adscrita al Ministerio de Asuntos Económicos que asume la cobertura obligatoria de los automóviles no aceptados por las aseguradoras o los daños ocasionados por vehículos desconocidos, sin seguro o robados. En el caso de desastres naturales que afecten a un número elevado de asegurados, no solo asume aquellos pagos que las compañías no pueden afrontar por su elevada cuantía, sino que abona los daños y perjuicios en caso de declaración de zona catastrófica. La cobertura es automática una vez ocurrido alguno de los siguientes eventos: inundaciones extraordinarias, terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, tempestad ciclónica atípica y caída de cuerpos siderales y aerolitos.
El riesgo que más daños produce en España es el de inundación, y, a efectos de cobertura, se entiende por tal “el anegamiento del terreno producido por lluvias o deshielo; por aguas procedentes de lagos con salida natural, de rías o ríos, o de cursos naturales de agua en superficie cuando se desborden de sus cauces normales”. El Consorcio, que se nutre de una pequeña tasa incluida en todas las pólizas, también asegura a las personas accidentadas en la extinción de incendios forestales. Y los seguros agrarios combinados, en los que se incluyen coberturas relacionadas con fenómenos climáticos, cuentan asimismo con la protección del Consorcio. Asimismo se hace cargo de los daños causados por el embate de mar en la costa, aunque no haya anegamiento. Sin embargo, no quedan comprendidos bajo el concepto de inundación la lluvia caída directamente sobre el riesgo asegurado, como tampoco ocasionada por rotura de presas, canales, alcantarillas, colectores y otros cauces subterráneos artificiales, salvo que la rotura se haya producido como consecuencia directa de un evento extraordinario cubierto por el Consorcio. Los daños causados por terremotos, maremotos, erupciones volcánicas y caída de cuerpos siderales y aerolitos se cubren previa certificación expedida por el Instituto Geográfico Nacional y demás organismos públicos competentes en la materia. En el caso de la tempestad ciclónica atípica quedan incluidos los tornados y los vientos extraordinarios, con rachas superiores a los 120 kilómetros por hora. El cambio climático, cada vez más intenso
Otra de las coberturas del CSS es la referida a daños medioambientales. Incluye los causados a las especies silvestres, flora y fauna y a los hábitats, zonas terrestres y acuáticas. También los ocasionados a las aguas superficiales o subterráneas, en su estado ecológico, químico o cuantitativo, y los daños a las aguas marinas. Del mismo modo, están incluidos los producidos a la ribera del mar y de las rías. Y también los que afecten al suelo y al subsuelo. En este caso no se cubren los daños al aire ni los daños a personas o bienes.
Los expertos del sector del seguro resaltan que los periodos de recurrencia de los eventos climáticos son cada vez menores. Un ejemplo: los daños causados por granizo en explotaciones agrarias, que hasta hace unos años solo ocurrían en verano y en zonas muy concretas, están ocurriendo casi todos los meses y en buena parte de España. En lo que va de año las aseguradoras han pagado más de 200 millones de euros por daños ocasionados por el granizo.
El cambio climático se hace cada vez más intenso, advierten los expertos, que exigen a los gobiernos medidas urgentes. Creen que a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, que se celebrará del 31 de este mes al 12 de noviembre en Glasgow, será el momento indicado para sellar un pacto mundial contra el calentamiento global.