Los efectos sobre la Tierra de las tormentas solares que vienen
La agencia espacial NASA y la agencia meteoróloga NOAA han alertado de que una fuerte erupción solar, que fue detectada a principios de esta semana, podría afectar tanto a la navegación con GPS como el funcionamiento de satélites de comunicación en los próximos días.
La eyección de masa coronal (CME) ‘caníbal’ impactó en el campo magnético de la Tierra el pasado miércoles, 3 de noviembre, desatando una tormenta geomagnética considerada “fuerte”. Las CME son grandes expulsiones de plasma y campo magnético de la corona solar. Estos miles de millones de toneladas de material coronal viajan hacia afuera desde el Sol a velocidades que van desde menos de 250 kilómetros por segundo (km/s) hasta tan rápido como cerca de 3000 km/s. Las CME caníbal son erupciones solares de movimiento rápido que alcanzan y devoran a sus parientes de movimiento más lento. Las CME caníbal pueden causar tormentas geomagnéticas de larga duración en la Tierra.
La erupción solar de la semana pasada podria repetirse. “La radiación dañina de una llamarada solar no puede atravesar la atmósfera de la Tierra para afectar físicamente a los humanos; sin embargo, cuando es lo suficientemente intensa, puede perturbar la atmósfera en la capa por donde viajan las señales de comunicaciones y GPS”, explicó la NASA en un comunicado.
La agencia señaló que las naves espaciales pueden verse afectadas por fenómenos como la carga en la superficie y los problemas de orientación, y la tormenta podría interferir con las señales de radio de alta frecuencia en latitudes altas, lo que podría afectar los vuelos aéreos de larga distancia.
Los cables submarinos que conectan continentes serían algunos de los grandes afectados si se produce una tormenta solar de grandes dimensiones. Su colapso provocaría una pérdida masiva de conectividad en todo el planeta, dejando a países enteros sin acceso a la red. Impactos más allá de los relacionados con la electricidad La infraestructura que más sufriría serían las próximas a los polos. De ahí que Asia esté menos expuesta aunque muchos cables submarinos se concentran en Singapur.
Las partículas de alta energía emitidas por la llamarada también podrían hacer que ciertos átomos en la atmósfera de la Tierra brillen, dando lugar a auroras en Europa Central y América del Norte. Por supuesto, el transporte aéreo también se vería afectado. Hasta el momento se desconoce cuál es el impacto sobre la salud de los seres humanos en este tipo de tormentas. Lo que sí es seguro es que las pérdidas económicas serían gigantescas.
Según las investigaciones de Sangeethe Abdu Jyothi, de la Universidad de California, podrían perderse, solo en Estados Unidos, unos 7.000 millones dólares en un solo día. Por otro lado, un informe de 2008 de las Academias de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos alertaba de que la tormenta solar provocaría unos daños de entre uno y dos billones de dólares en tan solo un año, estableciendo en diez años el periodo de recuperación del shock provocado.
En 2012, la compañía de aviones Delta Air Lines desvió algunas rutas que conectaban Detroit (Estados Unidos) con Asia y que sobrevolaban los polos. El suceso asustó a los más supersticiosos, ya que se decía que ese año sería el fin del mundo por una predicción de los mayas. Pero lo cierto es que una tormenta solar fue la culpable de este momento lleno de incertidumbre. La llamarada solar más potente que tuvo lugar en años afectó a estos aviones y pudo tener peores consecuencias si hubieran atrapado a estos aeronaves en el radar que más afectó la tormenta solar.
Son muchas las que han tenido lugar a lo largo de la historia, pero no han sido una gran variedad las que impactaron con fuerza. No obstante, podemos recordar la de 1921 o la ‘Carrington event’ de 1859. En esta última, las agujas de las brújulas se descontrolaron y las líneas de telégrafo entre Europa y Estados Unidos quedaron inutilizadas. Además, también se pudieron presenciar auroras boreales en partes del mundo tan sorprendentes como Colombia o el cielo de Madrid se tiñó de rosa. Tumbó la red hidroeléctrica en Canadá, con un apagón total de nueve horas en el noreste del país.