METEOROLOGÍA CATÁSTROFES NATURALES
Casi 40 años después, Lleida recuerda las riadas de 1982
Causaron una veintena de muertes y daños incalculables || El río arrastró el pueblo de El Pont de Bar, que tuvo que reconstruirse
Fue un otoño frenético. El 3 septiembre de 1982 salió a la calle el primer número de SEGRE y en cuestión de días Maradona llegó al Barça y falleció Grace Kelly en accidente de coche. El 28 de octubre, el PSOE ganó por mayoría absoluta con la propuesta de cambio de Felipe González.
El domingo 7 de noviembre llegó el papa Juan Pablo II a Catalunya, pero lo que iba a ser la noticia del día quedó eclipasada por una histórica riada que provocó una veintena de muertes y daños incalculables desde Andorra hasta la desembocadura del Segre, en La Granja d’Escarp. En El Pont de Bar, en el Alt Urgell, los vecinos se refugiaron en el cuartel de la Guardia Civil, situado en la parte alta del pueblo. Era noche cerrada y no había luz eléctrica, de manera que no fue hasta el día siguiente cuando se supo que el agua había arrastrado, literalmente, medio pueblo.
Tuvo que reconstruirse años después y en otro emplazamiento. En Ponts, una joven pasó toda la noche subida a un árbol y su novio, de Oliana, fue una de las víctimas mortales de la tragedia. La riada coincidió con las fiestas del Sant Crist de Balaguer.
Las atracciones estaban junto a la orilla del Segre, que se llevó buena parte de ellas. La noche del domingo al lunes, se llegó a barajar la posibilidad de volar el puente por temor a que no aguantara la presión del agua. Al día siguiente, la alerta se desplazó a Lleida.
El río entró en la ciudad por Pardinyes, a la altura de Mercolleida, y en cuestión de horas, Pardinyes, Cappont, Blondel y Sant Francesc y Ferran quedaron inundadas. Seis trabajadores de SEGRE fueron rescatados en lancha de la redacción, entonces ubicada en la Rambla Ferran. La furia del agua siguió avanzando y a mediodía la suma de las crecidas del Segre y el Cinca llegó al primer piso de las casas de la parte baja de La Granja.
Han pasado 39 años, pero la tragedia está muy viva en la memoria colectiva.