¿Cada cuánto hay que lavar y cambiar las toallas?
Un uso habitual de una misma toalla puede favorecer la aparición de bacterias
Las toallas tienen una sola función: secar bien y de manera suave. Por tanto, deben ser suaves y absorbentes, dos calidades relacionadas directamente con el gramaje y la composición.
Determinar la vida útil de una toalla es difícil; depende del tejido, del uso y de los cuidados que se le ha dado. Se calcula que una toalla puede empezar a perder absorción y suavidad a los dos o tres años, aproximadamente. Cada vez que se lava una toalla, se pierden fibras, lo que se refleja en la pérdida de grosor. Por tanto, cuanto menos grosor tenga, menos absorción tendrá. También con el tiempo las toallas pueden desarrollar un olor a humedad que no se elimina al lavarlas, otro indicador que nos podría estar diciendo que es hora de retirarlas.
Antes de usar una toalla es recomendable lavarla en un programa corto, con poco detergente y sin suavizante porque la mayoría pueden contener acabados que bloquean la absorción. Las instrucciones de cuidado varían según el material y del uso, pero como regla general no deben dejarse húmedas durante un periodo de tiempo excesivo. El entorno poroso y húmedo es el caldo de cultivo perfecto para el crecimiento de bacterias. Por ejemplo, una toalla de baño común puede albergar moho sin que lo sepamos. Por lo tanto, cuanto más tiempo se usan, más contaminadas estarán.
Lo más recomendable es usar una toalla no más de siete días, lo mejor es cambiar la toalla al menos dos veces a la semana porque, tras una semana, los niveles de bacterias se disparan. Para Consumer Reports, lo más recomendable es lavar las toallas "después de 3 o 4 usos normales o más frecuentemente si se practica deporte".