Dos trucos para calcular la distancia de seguridad adecuada en carretera
Estos días estamos viviendo jornadas protagonizadas por lluvias, niebla e incluso, la nieve, lo que condiciona la manera de conducir: hay que tomar precauciones como estar preparados para poner cadenas, informarnos del estado de las carreteras... pero a veces no tenemos presente que también, según el tiempo, hay que modificar la distancia de seguridad respecto al vehículo que llevamos delante.
Al conducir, hay que mantener siempre una distancia de seguridad que nos permita frenar en caso de necesidad sin colisionar con el o los vehículos que circulan delante nuestro. Saltarse esta norma puede suponer una sanción de 200 euros y la retirada de cuatro puntos del carnet de conducir.
Pero, ¿cómo determinar si estamos o no manteniendo una distancia adecuada? El Reglamento General de Circulación (RGC) explica que “todo conductor de un vehículo que circule detrás de otro deberá dejar entre ambos un espacio libre que le permita detenerse en caso de frenado brusco, sin colisionar con él, teniendo en cuenta especialmente la velocidad, las condiciones de adherencia y frenado”.
Para calcularla rápidamente, la DGT recomienda que mientras vamos conduciendo fijemos una referencia visual por la que el coche de delante vaya a pasar (un hito kilométrico o un cartel, por ejemplo) y desde entonces, empezar a contar en segundos. La manera más exacta es “1.101, 1.102, 1.103…" Deberíamos llegar a la referencia que previamente nos habíamos fijado en el “1.102” (en dos segundos), para saber que estamos manteniendo una distancia de seguridad adecuada.
Sin embargo, dos segundos pueden ser insuficientes ante frenadas muy fuertes, con mal tiempo o en situaciones de baja visibilidad como lluvia o niebla, por ejemplo. En esas circunstancias, el cálculo más adecuado sería de cuatro segundos.
Como alternativa al truco de los dos segundos, hay otra forma para calcular la distancia de seguridad adecuada respecto al coche que nos precede: la conocida como “regla del cuadrado”, que consiste en eliminar la última cifra de la velocidad a la que se circula y luego se multiplica el número restante por sí mismo. Es decir, si la velocidad es 80 km/h, se elimina el cero y el 8 se multiplica por sí mismo: el resultado es 64, que son los metros que hay que dejar con respecto al vehículo que circula por delante de nosotros. En condiciones de baja visibilidad o lluvia o nieve, se debe dejar el doble de distancia de seguridad por prevención.