Así son los móviles de los informáticos: ni WhatsApp, ni Chrome ni Google
Los expertos en tecnología optan por tener menos aplicaciones y mejor escogidas para proteger su privacidad
Muchos expertos informáticos rechazan aplicaciones tan imprescindibles para otras personas como WhatsApp, Chrome o Facebook para proteger sus propios datos y se ponen a cubierto mediante otras aplicaciones o navegadores que saben que son más seguros. "Todo parece muy simple, fácil e incluso neutro, pero detrás hay una trama muy compleja de intereses", advierte el profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Quelic Berga, que defiende que por este motivo los que entienden de tecnología "suelen tener menos aplicaciones y escogidas con más cuidado|cura".
El director del máster universitario de Desarrollo de Sitios y Aplicaciones Web, César Córcoles, está de acuerdo que los especialistas tienden a instalar herramientas "menos populares" porque todas comportan "un riesgo potencial para la seguridad y la privacidad". Los estudios lo ratifican, y apuntan que centenares de aplicaciones utilizan datos de los usuarios aunque no les permitan el acceso de manera específica.
Sin embargo, la ciudadanía, al menos la mitad de la norteamericana reflejada en este informe, asume que no puede evitar que las compañías utilicen sus datos en el día a día. En cambio, algunos informáticos están convencidos del contrario y consideran que se trata de exigir el "derecho fundamental" de escoger si se permite que se utilicen las conversaciones, la localización o los gustos|sabores personales o no, y con qué finalidad.
Una de las aplicaciones más bajadas, la tercera a escala global, es WhatsApp, aunque los últimos meses Telegram ha aumentado el número de usuarios. Este cambio, que muchas personas hacían en un intento de evitar que las comunicaciones fueran recopiladas para|por el gigante norteamericano "no acaba de resolver el problema", según explica Berga. "Sólo descentraliza los datos, y hace que lo que antes sólo recogía WhatsApp desde los Estados Unidos ahora no sea completo, porque hay una parte que se recoge vía Telegramo desde Rusia".
Otra opción es cambiar a otra plataforma, como Signal. "Merece mi máximo respeto porque el código está|es abierto y porque detrás hay una fundación sin ánimo de lucro", afirma. Para Córcoles, lo que es fundamental es "no ofrecer todas nuestras conversaciones a un solo proveedor" y apuesta por "diversificar" como una "buena estrategia para reducir riesgos".
La elección del navegador en que buscamos y operamos en internet cada día también es importante. "Soy usuario de Firefox y hago lo que puedo para evitar Chrome. Una aplicación creada por una empresa que obtiene la mayoría de los ingresos de la publicidad no me parece la mejor herramienta para proteger mi privacidad cuando navego para|por la web", afirma el director del máster universitario de Desarrollo de Lugares|Sitios y Aplicaciones Web, que también aconseja evitar las páginas que nos envían "múltiples pop-ups con publicidad o que nos llevan|traen a otras páginas web". "Hace falta desconfiar al menos un poco e ir con cuidado antes de hacer ningún clic", recomienda.
A su vez, el docente Quelic Berga revela que utiliza DuckDuckGo como buscador porque "no tiene términos y condiciones y no hace nada con tus datos, de manera que no hay que firmar nada". El profesor de la UOC advierte que el concepto de "gratuidad" se puede confundir con "generosidad" a la hora de poder bajar o utilizar una aplicación o servicio web. "El intento de fidelizar, captar la atención, recoger datos o complementar un proceso más complejo no tiene nada que ver con la bondad", expone, al contrario que las licencias de contenidos libres, Creative Commons o software libre, que sí que son altruistas, añade.
En general, el experto considera que hace falta más divulgación sobre conceptos "básicos" de informática y seguridad para el gran público. "Sería muy apropiado que se explicara después de comer, durante los 15 minutos de programas de televisión dedicados a recetas de cocina", ejemplariza. Si no, se lamenta, muchas compañías siguen acumulando "metadatos agregados de tanta gente que tienen un poder elevadísimo y extremadamente estratégico para a quien nos quiera manipular". "Me atrevo a decir que hoy día los algoritmos saben más cosas de ti que tú mismo o que tu propia madre", afirma.
¿Qué podemos hacer para aprender de los que saben más, de informática? Una opción es utilizar aplicaciones alternativas. Berga recomienda utilizar F-Droid para encontrar aplicaciones libres, y Córcoles añade el "repaso" de los permisos que damos cuando las bajamos o entramos. Pone como ejemplo la geolocalización: "Les podemos decir que sólo la utilicen cuando utilizamos su aplicación: es cómodo que para trucar un taxi sepan donde estamos, pero para qué permitirles que lo sepan siempre"?. Los dos advierten de los peligros de ofrecer datos biométricos o de voz porque no se pueden modificar a posteriori. "Cuando ya hemos dado la imagen de nuestra huella dactilar o de nuestra retina a alguien, no podemos retroceder", especifica el director del máster, que plantea darlos sólo a empresas con las cuales tengamos "una confianza absoluta".
El profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación señala que hay proyectos abiertos en los cuales compartir datos puede beneficiar toda la comunidad" y pone como ejemplo lo que recopila voces del mundo, de Mozilla, para formar parte de un repositori. Pero también hay veces en que tenemos que rechazar el uso. "Reclamar eso es legítimo y es nuestra responsabilidad empezar a exigirlo como un derecho fundamental", concluye.