Cómo conseguir que la flor de Pascua sobreviva a las Navidades
Junto al árbol y el belén, la flor de Pascua o ponsettia es otro de los grandes símbolos decorativos de la Navidad. Una vez pasadas las fiestas, no obstante, empieza a perder sus hojas y mucha gente la tira, pensando que se está secando o está muerta.
Pero la flor de Pascua es una planta de invierno, por lo que la caída de las hojas únicamente significa que ha pasado su temporada. Por lo tanto, si se mantiene durante el año, el siguiente diciembre volverá a florecer.
Hay que regarla una vez a la semana hasta que llegue la primavera. Entonces, tocará trasplantarla, pero no de cualquier manera. Necesitaremos una maceta con agujeros de drenaje, grava, tierra para plantas de interior y humus de lombriz. En primer lugar, debemos colocar una base de grava en el tiesto para que drene mejor. Este tiene que ser un poco mayor que el anterior, así las raíces tendrán más espacio. El segundo paso es elaborar una mezcla de tres partes de tierra y una parte de humus de lombriz, para crear un sustrato nutriente. Si no tenemos estos elementos, podemos comprar una mezcla de calidad ya preparada para plantas de interior. Seguidamente, cogemos la planta y la retiramos de su maceta con cuidado para no dañar las raíces. Finalmente, la colocamos en la maceta nueva y rellenamos el recipiente con la mezcla de sustrato que hemos preparado.
Después de la plantación, podemos aprovechar para podar la planta, cortando los tallos hasta que tengan una medida de unos 10 cm. Además, hay que irla regando cada 4-5 días. Si debajo de la maceta hemos colocado un plato, debemos retirar el agua a los 15 minutos después de regar la flor de Pascua para evitar humedad. La manera correcta de regarla es esta, no hay que pulverizar agua sobre las hojas.
La flor de Pascua, al contrario que la mayoría de las plantas, en verano necesita menos agua y con menos frecuencia. Con regarla una vez a la semana será suficiente para mantenerla en buen estado. Solo en las zonas secas y muy cálidas hay que incrementar el riego en verano.
Si no la regamos correctamente, obsevaremos que presenta las hojas blancas y caídas. Significa que tiene demasiada agua. Poco a poco, sus hojas se volveran oscuras y se arrugarán hasta caerse.
En cambio, si las hojas adquieren un color marrón o amarillo, será un claro indicio de falta de riego o de una sequedad extrema en el ambiente. Ten en cuenta que esta planta tenderá a secarse si se expone al sol de forma directa durante muchas horas seguidas, aunque sea a través de una ventana. La temperatura ideal para esta planta oscila entre los 16 y los 22 grados. Es muy importante protegerla de las altas temperaturas, y sobre todo, mantenerla lejos de la calefacción. Si está demasiado cerca de una fuente calor, se le caerán las hojas. Por otro lado, tampoco puede someterse a bajas temperaturas; de hecho, las heladas son mortales para ella.