Un mural en Lleida contra el derroche alimentario

Ocho reconocidos artistas urbanos de Lleida empezaron ayer a pintar un gran mural en el número 7 de la avenida del Segre, visible en la parte trasera, para concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de acabar con el derroche alimentario. Se trata de una colaboración del Banc dels Aliments de les Comarques de Lleida y Lily Brick, que durante las próximas tres semanas pintará el mural a dieciséis manos junto a David Artal, Kamma Marlo, Txus Montejano, Blai Baules y Francesca Vasile, del estudio creativo CactuSoup, Llukutter y Sermon_Sergio. El director del Banc dels Aliments, Oriol Berenguer, destacó que el objetivo de la iniciativa es apelar a la responsabilidad colectiva en la lucha contra el desperdicio de comida.

“Las Naciones Unidas calculan que un tercio de los alimentos producidos anualmente en el mundo se tiran a la basura y un 50% de este derroche se produce en los hogares, aunque también están implicados comercios y productores. Queremos apelar al conjunto de la sociedad y, desde Lleida, proyectar la imagen de una ciudad que está comprometida con una alimentación más sostenible”, explicó Berenguer. El proyecto empezó a gestarse hace un año y medio, cuando poco a poco se puso en marcha el proceso para encontrar la pared que acogiera la pintura y los promotores que ayudaran a financia los costes de la grúa y las materiales necesarios para llevar a cabo la obra.

En este sentido, Berenguer agradeció la aportación económica de Plusfresc Supermercats y la donación de material por parte de Tarròs Pintures i Decoració. “La elección de esta pared de 35 metros de altura responde a criterios artísticos. Una de sus peculiaridades es que puede verse desde el mirador de la Seu Vella”, dijo Berenguer.

Durante la jornada de ayer, los artistas dieron las primeras pinceladas de la obra, que presentaron a la ciudadanía con un Lleida, hola, que escribieron en la fachada exterior del edificio.

Cada catalán tira 35 kilos de comida al año a la basura

En Catalunya se desperdician cada año más de 260.000 toneladas de comida, casi 35 kilos de alimentos por habitante. De hecho, el 76% de los catalanes reconoce tirar alimentos regularmente a la basura. El año pasado, el Banc dels Aliments de les Comarques de Lleida consiguió recuperar 1.244 toneladas de alimentos, evitando así la emisión innecesaria de 2.488 toneladas de CO2. Y es que, si el derroche alimentario fuera un país, sería el que más gases de efecto invernadero causaría después de China y EEUU.