Esto es lo que valen los móviles antiguos que tenemos abandonados en casa
En los hogares españoles hay 45,4 millones de teléfonos móviles que han quedado obsoletos y que ni se usan ni se reciclan, con un valor en contenido metálico que supera los 135 millones de euros (oro, plata, platino, paladio, cobre...), según datos de 2020. Así lo indica el informe Reciclaje de metales, la alternativa a la minería, financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica y elaborado por Ecologistas en Acción.
Este documento resalta el aumento creciente de la producción y consumo de metales acumulados en stock en estos aparatos a la vez que denuncia que el escaso nivel de reciclado hace que al final los metales acaben incinerados o enterrados en vertederos; o incluso que permanezcan dentro de los teléfonos u otros equipos y aparatos guardados en casa.
El estudio sostiene que con el reciclaje de metales se pueden cubrir sobradamente las necesidades para llevar a cabo la transición ecológica, tanto para el despliegue de las renovables (fabricación de aerogeneradores y plantas fotovoltaicas) como para la movilidad eléctrica. Así lo indica el informe, en cuyo cálculo se tuvo en cuenta las previsiones de la planificación energética del Gobierno hasta el 2030 como los materiales disponibles en tres fuentes de consumo: stocks de baterías, vehículos fuera de uso y aparatos eléctricos y electrónicos.
El stock de cobre en los aparatos y equipos de consumo permitiría satisfacer 58 veces la demanda de este mineral para renovables y movilidad eléctrica. De la misma manera, con esa minería urbana se podría conseguir el 137% de oro, el 63% del níquel y el 7,2% de la plata demandado para estos fines. “El oro se encuentra en el teléfono móvil inteligente en concentraciones 100 veces superiores al que se halla en las minas de más alta calidad”, dice Joám Evans. Los equipos en stock permitirían, asimismo, captar el 61% del neodimio (utilizado para fabricar imanes, vehículos eléctricos y turbinas eólicas), el 8,7% del indio, el 8,3% de cobalto, el 2,7% del litio.
Las prácticas extractivistas provocan costes ambientales que no son incluidos en los precios del metal en el mercado; en cambio, el material reciclado (que evita perjuicios ambientales) lleva aparejados beneficios no valorados en sus precios.