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Amalia Sánchez, madre de un joven con cáncer "Nos han enseñado a ser mejores y más fuertes"

La Casa dels Xuklis celebra diez años acogiendo a familias de niños y adolescentes con cáncer

Amalia Sánchez.

Amalia Sánchez.AFANOC

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Más de 120 familias leridanas con niños y adolescentes con cáncer han sigo acogidas en la Casa dels Xuklis de Afanoc desde que abrió sus puertas hace ahora diez años. Un aniversario que centrará la fiesta solidaria del 'Posa't la gorra' en Lleida del próximo 27 de marzo con el objetivo de seguir creciendo con nuevos proyectos.

¿Qué tipo de cáncer le diagnosticaron a su hijo? Un linfoma. Es un tipo de cáncer de la sangre que ataca a los ganglios que se extiende muy rápido y suele hacer metástasis fácilmente.

¿Cómo afrontó la familia el diagnóstico? Tuvimos la gran suerte de que le salió en el cuello, pudimos verlo antes y detectarlo a tiempo. Fue por una casualidad.

Mi hijo tenía 17 años (ahora tiene 20) y haciendo una chiquillada tuvo un altercado con un hombre que le cogió del cuello. Miramos que no le hubiera hecho daño y le vimos un ‘bultito’. Empezó a crecer, le hicieron muchas pruebas, pero los análisis no salían alterados.

Nunca sospeché que fuera un cáncer porque íbamos creyendo lo que decían los médicos. Las analíticas no salían mal, pero al final nos visitó la oncóloga en Sant Joan de Déu y activaron el protocolo. Entonces me senté, respiré y sentí que estaba en mi casa.

¿Qué sintió cuando escuchó la palabra cáncer? Se me cayó el mundo encima, la vida, todo. Es como un vacío, como si me hubieran soltado en el espacio y no tenía donde agarrarme. Lo primero que se me viene a la cabeza es muerte.

Pienso que se puede morir y es así por desinformación, porque no se normaliza la enfermedad. A mí el cáncer, Sant Joan de Déu, Afanoc, la Casa dels Xuklis, me han dado una lección. Con información, con Sant Joan de Déu, con Afanoc, todo ha sido mucho más fácil.

Ahora soy capaz de decir la palabra cáncer. Ahora sé que no siempre es igual a muerte.

¿Cuándo estuvieron en la Casa dels Xuklis? Isi estuvo muy grave y ya llevábamos meses en el hospital. Cuando me dicen que me van a sacar de allí y me van a llevar a la Casa dels Xuklis sentí que otra vez me dejaban a mi suerte, con lo acogida que estaba yo en Sant Joan de Déu. Pero cuando llegué, abrieron la puerta y vi la entrada de la casa, me pareció como una mini ciudad de vacaciones, aquel jardín… Jamás en la vida pensé que sería algo así. Pensaba en una habitación sola y me quedé sin respiración cuando vi aquella sala de juegos, aquel jardín, aquella cocina… Lo mejor era poder estar en la intimidad, pero siempre acompañada, compartiendo con las familias que están allí y que están como tú.

¿Cómo es de importante para las familias de Lleida esta Casa? No tiene precio ni valor posible. Para mí es impagable. Me he hecho voluntaria de Afanoc para de alguna manera devolver lo que a mí me dieron, pero por mucho que yo haga jamás en la vida lo podré compensar.

Lo pasamos muy mal, Isi estuvo a punto de morirse, pero me hicieron sentir tantas cosas buenas, que me sentí mejor que en mi casa. Es una experiencia que me ha hecho más bien que mal. A mi hijo le dio una fortaleza que no sabía que tenía y me enseñó a ser más fuerte.

Me dieron la lección más bonita de mi vida de descubrir personas maravillosas. Me han enseñado a ser mejor. Los voluntarios me dejaron impresionada, merecen una mención especial.

¿Cómo está Isi ahora? Seguimos con revisiones. Soy afortunada y le doy ahora mucho más valor a la vida. Incluso estoy escribiendo un libro sobre mi experiencia con el cáncer, los momentos malos y los buenos.

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