Un mes sin ingresos por Covid en la UCI del Arnau después de 2 años de pandemia
Los CAP recuperan la atención a crónicos y las 280 personas contratadas seguirán
Dos años después de que el Gobierno declarara el estado de alarma con motivo del estallido de la pandemia de la Covid, el 14 de marzo del 2020, el ministerio de Sanidad y las comunidades han acordado ir hacia un nuevo escenario de transición en el control del virus, que se centrará en los casos graves y de vulnerables. Desde entonces, en Lleida se han registrado 139.174 contagios confirmados y 1.057 víctimas mortales, después de dos más en las últimas horas.
En estos dos años, la presión hospitalaria ha sido la que ha guiado la adopción de medidas. Actualmente, gracias a la vacunación y que la variante ómicron es menos grave, se quiere tratar la Covid como una gripe. Un ejemplo de la mejora de la pandemia es que el UCI del hospital Arnau de Vilanova lleva más de un mes sin ningún nuevo ingreso por|para el virus. Así lo destaca el coordinador de la Covid del hospital, José Luis Morales. Según los datos del departamento de Salud, hay cuatro personas críticas en la región sanitaria de Lleida. “Se trata de enfermos de unos setenta años que se contagiaron con el variante delta [es más agresiva], que ingresaron en enero y están sufriendo complicaciones.” En planta hay una decena de personas. “El 90% son de edad avanzada con patologías crónicas que seguramente también se hospitalizarían por una gripe agresiva, aunque también ingresan personas de entre sesenta y cinco y setenta años que son immunosuprimidas, trasplantadas o con algún tipo de cáncer en la sangre que provoca que tengan menos anticuerpos aunque estén vacunados”, afirma Morales. En dos años, el perfil del paciente ha cambiado, ya que al principio eran personas sanas de mediana edad, y Morales cree que ahora “hay que centrarse en prevenir la infección en los grupos de riesgo”.
“Ahora siempre tenemos 16 camas reservadas para enfermos por|para la Covid, ya que nunca se sabe lo que puede pasar.” El coordinador ve probable que siga habiendo “pequeñas oscilaciones” de casos. “Se tiene que ver cuánto dura la vacuna y si acabará apareciendo otra cepa más agresiva, por lo cual es importante que haya una vigilancia epidemiológica para detectar variaciones,” apunta.
Morales señala que una de las consecuencias de la pandemia ha sido el retraso en la detección de enfermedades como el cáncer o el empeoramiento de patologías crónicas como la insuficiencia cardiaca o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (MPOC).
En este sentido, la directora de la Atención Primaria de Lérida, Pilar Vaqué, afirma que el seguimiento a crónicos se está recuperando desde el mes de septiembre pasado. Los CAP son la puerta de entrada del sistema y se han visto obligados a aumentar la plantilla en 280 profesionales, de los cuales 20 son médicos; 120 son enfermeras y auxiliares de enfermería, y 140 es personal no sanitario, básicamente administrativos. “La idea es mantener los contratos según la necesidad asistencial, así como los módulos que se instalaron al lado de los CAP”, indica. Vaqué también destaca que una de las prioridades es “ordenar” la atención a los pacientes y que esta no gire alrededor sólo del médico. Dice que la figura del administrativo se ha reforzado para aligerar de burocracia a los facultativos, además que en La meva salut hay una programación por motivos, que facilita la atención por parte del sanitario adecuado. Otro de los objetivos es mejorar la accesibilidad de los servicios y, pronto, la mayoría de los CAP dispondrán de un sistema telefónico digital que servirá para monitorar las llamadas y redirigirlas.
Por su lado, el presidente del Col·legi de Metges de Lleida, Ramon Mur, manifiesta que hay que aligerar más de burocracia a los facultativos, como hacer una programación o petición. “No aportan valor de cara al paciente y creo que es una oportunidad para cambiar y dar cabida que lo hagan otros profesionales”, afirma.