¿Es mejor beber agua del grifo o comprarla embotellada?
Pros y contras del agua del grifo y la embotellada
El agua del grifo, en la mayoría de ciudades o poblaciones, puede llegar a ser tan natural como la embotellada, ya que en la mayor parte de los casos es de excelente calidad, gracias a los continuos y meticulosos controles que los ayuntamientos hacen de todos sus parámetros. Puede llegar a conseguirse un mayor control sanitario que en las aguas que han sido envasadas en botellas. Se ha demostrado científicamente, que los envases de plástico están constituidos a base de policarbonato y PVC, quienes contienen los aditivos BPA o Bisfenol A, y pueden liberarlo sobre el contenido de las botellas de agua. Además, en la incineración de las botellas fabricadas mediante estas sustancias, se liberan a la atmósfera componentes a base de dioxinas y furanos entre otros, que son potencialmente cancerígenos.
Generalmente, el agua del grifo se distribuye por las tuberías sin necesidad de consumo de energía en su embotellado, envasado y transporte, además de no generar envases innecesarios ni otros residuos. El agua del grifo sufre mucho menos por las condiciones de almacenamiento y distribución, como podrían ser las altas temperaturas, y tampoco tiene fecha de caducidad. También es mucho más barata que el agua embotellada: hasta 250 veces más barata, por lo que su consumo da lugar a evidentes beneficios tanto para los ciudadanos como para el medio ambiente.
En diversos estudios, se ha demostrado que producir un litro de agua embotellada de marcas famosas, puede generar hasta 600 veces más de dióxido de carbono que un litro de agua del grifo. Para fabricar una botella de medio litro de agua, se necesitan tres litros de esta, además del gasto energético que conlleva producir la botella y transportarla. Reciclar también es importante, ya que si la botella se tira y no se recicla, las consecuencias ambientales son todavía peores. La mayoría de las veces, los plásticos de las botellas y de otros objetos, van a parar a los ríos y mares, donde se están formando enormes islas compuestas por residuos de estos plásticos que acaban en nuestro organismo debido a la alimentación.
Pero no todo son ventajas en el agua del grifo: componentes como el cloro o la cloramina, siempre se han utilizado como desinfectantes. El cloro es altamente perjudicial para la salud, ya que para el Consejo para la Calidad del Medio Ambiente de los Estados Unidos el riesgo de cáncer entre quienes beben aguas clorada es un 93 % más alto, aunque las aguas pasan un control de calidad para no exceder los niveles que podrían ser perjudiciales para la salud.
Otras sustancias que podemos encontrar en el agua del grifo
- Metales pesados: aluminio, plomo, arsénico, cromo…
- Flúor: no solo no es necesario como forma de prevenir las caries sino que además es altamente perjudicial para nuestra salud.
- Pesticidas y herbicidas: su uso abusivo no lo sufrimos únicamente en nuestros platos, sino también en el agua, cuando estos contaminantes son arrastrados por las lluvias, la nieve y los riegos.
- Restos de medicamentos: los medicamentos llegan a los ríos y pantanos que suministran a nuestros hogares. Son resistentes a los tratamientos de las plantas potabilizadoras, por lo que acaban apareciendo en el agua del grifo.
- Isótopos radioactivos: radioactividad natural, centrales y accidentes nucleares o vertidos supuestamente accidentales en los ríos. Las consecuencias son impredecibles.
- Compuestos orgánicos volátiles.