El periodismo, de luto por la muerte de Miguel Ángel Martín

Miguel Ángel Martín Macías, un referente del periodismo leridano, falleció la tarde del pasado viernes en el hospital Vall d’Hebron de Barcelona al no superar una afección cardíaca. Martín, de 44 años, desarrolló una importante labor en el periodismo de Lleida, sobre todo en la información de tribunales, que cubrió para este diario durante diez años. Empezó en ‘La Mañana’ y llegó a SEGRE el año 2006, cuando se incoporó a las secciones de Tribunales y Sociedad.

Trabajó especialmente el ámbito de los juzgados, un terreno difícil en el que cuesta labrarse un camino porque no hay ruedas de prensa y hay que lograr la información con una minuciosa dedicación a conseguir la confianza de las fuentes. En ese ámbito logró el patrimonio que le convirtió en un referente a base de establecer grandes vínculos de confianza con abogados, jueces y fiscales, como destacaron ayer muchos de sus compañeros en las redes sociales. La fidelidad a las fuentes y a los lectores fue la principal característica de su carrera, lo que se tradujo en la publicación de un gran número de exclusivas.

Destacó también por el trato exquisito a las víctimas que se adivinaba en todos y cada uno de sus escritos y que daban fe de una profunda sensibilidad y calidad humana. Ese trato respetuoso estaba muy vinculado a sus fuertes creencias cristianas y a su convencimiento de que la asistencia a los más vulnerables es una de las mejores labores que puede acometer una sociedad civilizada. Además de con informaciones de tribunales, de las que son protagonistas muchas veces personas vulnerables, Martín contribuyó también en la integración social de personas sin recursos con informaciones de la sección de Sociedad del diario, de la que también formaba parte.

Martín reflexionó mucho sobre esta materia en entidades cristianas. Compatibilizaba su trabajo con el asesoramiento voluntario a los responsables de comunicación del obispado de Lleida. En 2016, cuando llevaba ya diez años en SEGRE, una patologíacardíaca le obligó a abandonar la redacción y fue nombrado Delegado de Medios de Comunicación Social del obispado de Lleida, trabajo que seguía desarrollando en la actualidad.

Casado y padre de dos hijos, su muerte causó conmoción ayer en el mundo periodístico, así como entre las entidades de raíz cristiana con las que colaboró.