ESNOTICIA
Fiestas con mucho pedigrí
Casi 400 años dan para mucho. Sant Anastasi es el patrón de Lleida desde el 9 de mayo de 1627, aunque las fiestas como las conocemos hoy en día son más recientes, de 1863. Ese año se editó el primer cartel y se hizo el primer programa.
Hubo concurso de corales, ferias de ganado, Jocs Florals y actuación de los Xiquets de Valls.
Fin de semana de Festa Major en la capital del Segrià. Cambian los grupos que actúan, cambian las modas, cambian las atracciones.
pero tras el programa de fiestas hay una tradición más que centenaria. Y es que Sant Anastasi es patrón de Lleida desde el 9 de mayo de 1627. Jordi Curcó, autor del libro Sant Anastasi de Lleida, recuerda que según la leyenda, el santo nació en el número 22 de la calle Magdalena de laIlerda romana sobre el año 263.
Fue miembro de la guardia pretoriana de Diocleciano y dejó las armas para convertirse al cristianismo, por lo que sería martirizado el 11 de mayo del 303 enBadalona (de donde también es patrón). “Los actos litúrgicos en su honor son muy antiguos, pero la ofrenda floral es muy reciente. Fue una propuesta del Círculo de Medina, vinculado a la Sección Femenina, de 1958.
Dolors Miarnau, esposa de Joan Casimiro Sangenís, vio la ofrenda floral del Pilar, que se hace desde 1956, y la trajo a Lleida”. Pero más allá de la anécdota, las fiestas de Lleida tienen mucho pedigrí. Así lo confirma el experto en cultura popular Ramon Fontova, autor de Les representacions festives a Lleida 1700-1975.
“La fecha clave es 1863. Esta fue la primera fiesta como la conocemos hoy, con programa y cartel. Ya no era una fiesta de consumo local, sino de proyección de la ciudad”.
A partir de este momento empiezan a consolidarse las tradiciones que aún se conservan. “Lo que hoy conocemos como pregón se hace desde 1956 a imitación del de Barcelona. El Seguici del Pregó era otra cosa, era el anuncio solemne de la fiesta en el que los pregoneros leían el bando del alcalde, que podía incluir prohibiciones, por toda la ciudad”.
Se hacía a las 12 del mediodía del 10 de mayo. “Este año se han podido recuperar el toque de trompetas, ya que se ha encontrado una partitura”, añade. Además, se utilizan unas trampes (timbales) de 1719, “uno de los instrumentos en uso más antiguos de Catalunya”.
Y todo este Seguici propició un bestiario y unos gegants que también tienen mucha historia. “Los romanos datan de 1840”, destaca Fontova. En mayo de 1936 bailaron por última vez los gegants japoneses, que serían destruidos en julio, al inicio de la Guerra Civil.
Y, por supuesto, está el gran protagonista de la fiesta, Lo Marraco. Marraco significa ‘dragón’ en euskera. En Lleida era una bestia mitológica que se invocaba para atemorizar a los niños, como el hombre del saco.
En 1907 este Marraco que solo existía en la imaginación se convirtió en un elemento del bestiario festivo y se comía a los niños, que entraban por la boca y salían por la cola. Era muy pesado y se necesitaban a muchos hombres para moverlo, por lo que en 1957 se creó un nuevo Marraco que ya no se comía a los niños y estaba mecanizado. Llegó a Lleida encadenado, como si lo hubieran capturado en un país remoto.
Este Marraco fue víctima de las riadas de 1982. Y el actual ha generado otra tradición, la de colgarle el chuepete en los colmillos. “Otro elemento muy característico de la Festa Major de Lleida es la Batalla de Flors”.
La primera documentada data de 1902, aunque no fue hasta los años veinte, hace ahora un siglo, cuando se consolidó como un acto central de las fiestas.