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«Estábamos con el 'mono'»

Francesc

Algunas peñas combatieron el calor habilitando piscinas para los pequeños.

Algunas peñas combatieron el calor habilitando piscinas para los pequeños.S.C.D.

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“Cuando el viernes llegué a los Camps Elisis se me puso una sonrisa en la cara que no se me irá hasta que acabe el Aplec, es la felicidad absoluta”. Así definía ayer Laura, una peñista, lo que significa volver al Aplec del Caragol tres años más tarde, frase que seguramente podrían hacer suya los 13.500 peñistas. Y es que el Aplec representa muchas cosas: gastronomía, tradición, territorio, orgullo, calor y fiesta, pero sobre todo transmite felicidad, alegría y ganas de divertirse.

Y con este espíritu lo afrontaron ayer los peñistas y visitantes que llenaron las calles del recinto desde el mediodía hasta altas horas de la noche para comer caracoles y carne a la brasa, beber y mojarse con pistolas de agua para combatir el calor sofocante y bailar desde los últimos hits hasta canciones míticas con más años que el propio Aplec. “Había muchas ganas tras dos años de pandemia y se ha notado con creces, ¡Hemos vuelto y con más ganas que nunca!” celebraban Jordi y Marta, de la colla Tant Me’n Fot. “La principal duda que teníamos era cómo afrontaría la gente el Aplec tras dos años suspendido, y vemos que ha sido con muchas ganas, la gente ha venido en masa y en nuestro caso ha servido para rejuvenecer la peña, ha sido una liberación”, asegura Francesc Caballero, líder de la colla La Puput.

Pero no todo es fiesta, ya que detrás de las comidas, concursos y actos festivos del Aplec hay peñistas que se parten el lomo preparando caracoles, carne a la brasa, paellas y asegurándose que ninguno de los asistentes pase sed o tenga un vaso vacío. “Es una feinada de por”, asegura Josep mientras mueve los caracoles en una olla gigantesca. “Pero por el Aplec lo que haga falta, es nuestra porción de paraíso anual en el que comemos, bebemos, bailamos y nos reencontramos con familiares y amigos. ¿Qué más se puede pedir?”, concluye. Los peñistas darán buena cuenta de 12,5 toneladas de caracoles en una fiesta que, según la Federación de Colles (Fecoll), genera más de seis millones de euros de negocio. Por su parte, el teniente de alcalde de Urbanismo, Toni Postius, dijo que ampliarán el recinto para que quepan más peñas.

Una ampliación que el presidente de la Fecoll, Ferran Perdrix, calificó de “clave para el crecimiento de la fiesta”, así como tener más frecuencias de transporte público. Sobre el regreso del Aplec, Perdrix reflexionó que “lo que hace que la gente vuelva con tantas ganas son los recuerdos que tienen de la fiesta, es irrepetible”.

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