Consiguen tomates modificados genéticamente que producen vitamina D
Un equipo de investigación dirigido por científicos del Centro John Innes en Norwich (Inglaterra) ha editado genéticamente tomates para que produzcan vitamina D. Los resultados de este estudio se han publicado en Nature Plants.
La mayoría de los alimentos contienen poca vitamina D y las plantas son generalmente fuentes muy pobres. La vitamina D3 es la forma más biodisponible de vitamina D y se produce en el cuerpo cuando la piel se expone a la luz solar. En invierno y en latitudes más altas, las personas necesitan obtener vitamina D de su dieta o suplementos, porque el Sol no es lo suficientemente fuerte como para que el cuerpo la produzca de forma natural. Los tomates contienen niveles muy bajos de provitamina D3 en sus hojas, pero normalmente no en sus frutos.
El equipo de investigación usó la tecnología genética conocida como CRISPR-Cas9 para hacer que D3 también se acumule en la fruta del tomate. Consiguió que solo un tomate rojo maduro alcanzara el 20 por ciento del requerimiento humano diario en vitamina D3. El 40% de los europeos y mil millones de personas en todo el mundo tienen insuficiencia de vitamina D. Los tomates transgénicos podrían proporcionar una fuente sostenible basada en plantas para cubrir esta necesidad, destacan los investigadores.
El profesor Guy Poppy, profesor de ecología de la Universidad de Southampton, comenta al respecto que la deficiencia de vitamina D causa un amplio impacto en la salud, que va desde el cáncer hasta las enfermedades cardiovasculares. Añade que, para las personas que viven en el hemisferio norte (climas menos soleados), o que comen más dietas basadas en plantas, la edición genética de tomates para acumular provitamina D3 a niveles superiores a las pautas dietéticas habituales, podría resultar en una mejor salud para muchos, especialmente porque los tomates son un alimento ampliamente accesible y fácil de comer. Por su parte, la profesora Lesley Torrance, directora de ciencia del Instituto James Hutton, destaca también que la deficiencia de vitamina D causa serios problemas de salud humana y que las mejores fuentes dietéticas de vitamina D son el pescado y los productos lácteos.
La profesora Wendy Harwood, jefa del Grupo de Transformación de Cultivos en el citado Centro John Innes, valora que este trabajo demuestra el poder de la edición del genoma para desarrollar alimentos con valiosas propiedades nutricionales. El tomate biofortificado podría hacer una contribución importante para abordar la deficiencia de vitamina D y deberían ser posibles mejoras similares en otros cultivos alimentarios en un período de tiempo relativamente corto, añade.
Por último, la Dra. Penny Hundleby, científica sénior también del Centro John Innes, destaca que en una época en la que, lamentablemente, cada vez más de nosotros pasamos cada vez más tiempo en el interior, nos cubrimos más cuando salimos al aire libre y simplemente no pasamos suficiente tiempo en la naturaleza para generar nuestras propias vitaminas solares, este producto ofrece a los consumidores una fuente vegana de vitamina D a base de plantas. Concluye que, dado que la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y el cambio climático, ocupan un lugar destacado en las prioridades actuales, hacer que los alimentos que cultivamos y comemos sean lo más nutritivos posible, al mismo tiempo que reducimos el desperdicio, respalda estos objetivos.