Cuatro nuevos radares de tramo en Barcelona
Se estrenan en fase informativa y comenzarán a multar en agosto
El ayuntamiento de Barcelona ha puesto en funcionamiento cuatro nuevos radares de tramo. Hasta agosto estarán activos en fase informativa y no sancionarán y será pasados estos dos meses cuando los radares empezarán a multar. Se trata de los situados en el túnel de la Rovira, el túnel de Badal, la Ronda Litoral –a su paso por el Moll de la Fusta– y el túnel de las Glòries. Estos radares de tramo, que son parte del Plan de Movilidad Urbana (PMU) 2024 y del Plan Local de Seguridad Viaria de Barcelona 2019-22, empezarán a sancionar en agosto, y hasta entonces enviarán avisos a los conductores recordando la obligatoriedad de cumplir con el límite de velocidad, ha informado el consistorio en un comunicado este lunes.
Entre las prioridades del Ayuntamiento figuran, ha explicado, la reducción de la accidentalidad y de los siniestros viarios en la ciudad, y trabaja de forma transversal para aplicar políticas y medidas concretas, ya que "uno de los factores que más influyen como causa indirecta sobre los siniestros, y que agravan sus efectos, es el exceso de velocidad".
En concreto, el radar del túnel de la Rovira cubre el tramo desde la plaza de Alfons el Savi hasta la rambla del Carmel en ambos sentidos con una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora, y el del túnel de Badal va desde la plaza Cerdà hasta la avenida Diagonal en los dos sentidos de la marcha, con la misma velocidad máxima permitida de 60 kilómetros por hora. Este límite de velocidad también se aplica en el radar de la ronda Litoral, que cubre los tres túneles de Colom, Moll de la Fusta y Pla de Palau en ambos sentidos; mientras que en el radar de tramo del túnel de las Glòries, que lo cubre todo en ambos sentidos, no se pueden superar los 50 kilómetros por hora.
Estos controles incorporan una tecnología de cámaras y lectura de matrículas que permite calcular la velocidad media a la que ha circulado el vehículo, y permite estudiar los movimientos y los flujos circulatorios y obtener datos para posteriores análisis en el ámbito de la movilidad. Además evitan el efecto frenazo-acelerón que "a menudo" se produce con la instalación de un punto de control de velocidad fijo, y también permite que el conductor corrija a lo largo del tramo un exceso de velocidad puntual.