Glaucoma, la ceguera 'silenciosa'

El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible en el mundo. Se trata de una enfermedad que provoca un daño progresivo en el nervio óptico, y si no se detecta a tiempo, afecta al campo visual desde la periferia hasta perder la visión por completo. Conocida como la ‘ceguera silenciosa’, no causa dolor ni molestias hasta que su evolución es muy avanzada y sus efectos se hacen evidentes para el paciente, por lo que un diagnóstico precoz es clave para poder controlarla y evitar su progresión.

Así lo asegura la oftalmóloga del hospital Arnau de Vilanova de Lleida Assumpció Gorro, quien apunta que “el glaucoma es una neuropatía óptica degenerativa multifactorial, es decir, una afectación del nervio óptico por varios factores de riesgo como pueden ser el aumento de presión intraocular, la edad, la raza, la existencia de antecedentes familiares, miopía alta, la edad o la córnea fina”, y añade que “aunque en la mayoría de los casos en adultos no suelen ser heriditarios, es recomendable que todas aquellas personas que tengan familiares con esta afección empiecen a hacerse revisiones anuales o bianuales a partir de los 40 años”. Las pruebas de detección consisten en un examen ofatmológico completo que incluye una medición de la presión intraocular y del grosor de la córnea, así como una tomografía de coherencia óptica y una campimetría para detectar alteraciones en el campo visual del paciente. En cuanto al tratamiento a seguir, “normalmente empezamos con gotas.

Si aún así no conseguimos reducir y controlar la presión intraocular, el siguiente paso es la cirugía”. En Lleida, el hospital Arnau de Vilanova tramitó el año pasado un total de 686 altas a pacientes con glaucoma de ángulo abierto que requirieron intervenciones y hospitalización, mientras que el hospital Santa Maria gestionó 195 de estas altas.

Nueva cátedra en la UB para mejorar el diagnóstico de patologías oculares

“En 2016 noté una brusca pérdida de visión y los médicos me diagnosticaron glaucoma de ángulo abierto y degenración miópica, patologías que con el tiempo han ido complicándose sin que los tratamientos a los que me he sometido hayan dado resultado.

A día de hoy he perdido la autonomía tanto en casa como en la calle, pues no puedo leer, conducir, ir sola a comprar o ni siquiera ver la tele. Sufro deslumbramiento con el sol y las luces artificiales, por lo que siempre tengo que llevar filtros protectores especiales y viseras. He tenido que renunciar a viajar e, incluso, a las reuniones sociales”.

Esta vecina de Lleida que durante 40 años había trabajado en la docencia explica que “poco a poco, los amigos y antiguos compañeros me han ido dejando de visitar y solo puedo contar con familiares muy directos a los que procuro no molestar demasiado para no generarles un síndrome de cuidador quemado. Hoy por hoy, y después de un largo peregrinaje por consultorios y clínicas, los médicos no han conseguido encontrar una solución a mi problema, que acaba provocando ansiedad, insomnio y depresión. La inactividad forzosa también provoca otras dolencias, como glucemia o colesterol.

Las administraciones pueden reconocer la discapacidad de estas enfermedades visuales, que son devastadoras, pero los afectados nos hallamos faltos de empatía. Ojalá la investigación científica avance y la sociedad no nos lo ponga más difícil”.

Una neuropatía degenerativa multifactorial

La Universidad de Barcelona (UB) y la empresa de tecnología óptica ZEISS presentaron recientemente la nueva ‘Cátedra UB ZEISS de Imagen Digital en Oftalmología’, que investigará distintas técnicas informáticas para mejorar el diagnóstico precoz de patologías oculares como el glaucoma y mejorará la docencia en imagen ocular.

Según el rector, ??Joan Guàrdia, la cátedra supone “un progreso sustancial en la asistencia oftalmológica. El ámbito de la imagen y la tecnología médica es una oportunidad de cambio que hace 15 años no habríamos podido ni soñar”.