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INICIATIVAS GASTRONOMÍA

El chef leridano David Molina cambia los fogones de los restaurantes por los de los 'food trucks' con Amai Food Porn

Su objetivo, colarse en la Guía Michelin

El cocinero, David Molina, y su pareja, Anaís, también parte del proyecto, ante el ‘food truck’.

El cocinero, David Molina, y su pareja, Anaís, también parte del proyecto, ante el ‘food truck’.JORDI ECHEVARRIA

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Después del impacto que tuvo el coronavirus en el sector de la hostelería, el encarecimiento de los costes de producción y la falta de personal especializado muchos restauradores han tenido que reinventarse para subsistir. Es el caso del chef leridano David Molina, que tras dejar atrás restaurantes como el Cràpula y el Sheyton decidió adentrarse en el mundo del food truck con Amai Porn Food, un proyecto que nació hace seis meses y con el que el cocinero busca conseguir un hueco en la Guía Michelin. “Estamos haciendo gastronomía y viajando por el mundo sin pagar alquiler, aunque tenemos que hacer frente a algunos cánones en los festivales, pero no es ni la mitad de lo que puedes pagar por un restaurante y con poca gente también se pueden hacer cosas muy guays”, añade.

Actualmente, tiene tres food trucks activos que recorren festivales de Catalunya, Valencia, Benicàssim o Alicante, entre otros. La especialidad de este restaurante móvil es la amplia oferta gastronómica que cuenta con seis propuestas que van desde la cocina asiática hasta hamburguesas de autor, entre otras, con precios de entre 5 y 7 euros cada plato. Una de las claves de la cocina de Molina es el papel destacado de los productos de proximidad, “nosotros estamos luchando por que sea un food truck de slow food - un movimiento que promueve el comer con atención, valorando la calidad y la procedencia del producto -”, explica el chef, que añade que “vamos a buscar los mejores productos porque queremos ser los mejores” porque “la gente nota la diferencia cuando ve que el producto y la receta son buenos y que es un producto de proximidad”.

Asimismo, reivindica que “la gente ha de cambiar el chip de que un food truck es comida barata o fast food. Esto ha cambiado y se sirve comida de calidad”. A pesar de que “es lo mismo tener un restaurante sobre ruedas que físico”, Molina lamenta que “el food truck no está legalizado.

Esto, en Estados Unidos ya hace muchos años que está implantado, pero aquí no nos dejan. Las churrerías, por el contrario, sí que están legalizadas más o menos. De todas maneras, nosotros podemos trabajar bajo contrato y esperamos que se apruebe una ley pronto”.El chef proviene de una familia de restauradores.

Así, desde bien pequeño estuvo relacionado con este mundo. A los 18 años empezó a trabajar en la cocina de un restaurante que tenían sus padres. Después de ganar el programa de televisión Deja sitio para el postre del canal Cuatro, el leridano abrió el restaurante Cràpula y, posteriormente, reabrió el clásico restaurante Sheyton.

Ahora, se embarca en este nuevo proyecto de food truck que durante este verano recorrerá los festivales Ítaca, Mar de Sons, FiB y Monegros Desert Festival, entre otros. En Lleida estuvieron este fin de semana en el Magnífic Fest y volverán en septiembre al Mediterranea Festival.

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