Investigan el secreto de la longevidad de las tortugas
La revista Science publica esta semana dos estudios sobre el envejecimiento y la esperanza de vida de las tortugas. El primero de ellos, realizado por investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), ha analizado tortugas de 52 especies diferentes que viven en zoológicos y acuarios de muchos países. La segunda investigación, que reúne un equipo internacional de 114 científicos liderados desde EE UU, ha estudiado reptiles y anfibios de 77 especies distintas que viven en libertad en más de 100 poblaciones alrededor de todo el mundo.
Los expertos de la universidad danesa han observado que el 75 % de las especies de tortugas analizadas muestra una evidencia de envejecimiento biológico extremadamente lenta y, en algunos casos, incluso la falta de envejecimiento biológico, que se define como insignificante. Según explica Dalia Conde, una de las autoras del primer estudio, muchas especies de tortugas pueden reducir su tasa de envejecimiento en respuesta a las mejores condiciones de vida en zoológicos y acuarios, en comparación con el estado salvaje.
“En primates, incluidos los humanos, la mejora de las condiciones ambientales determina una disminución de la mortalidad infantil, pero las tasas de envejecimiento no cambian o cambian muy poco. Esto es muy típico en muchos grupos de mamíferos y creemos que posiblemente también de aves, pero no fue el caso con las tortugas”.
Según algunas teorías evolutivas, después de alcanzar la madurez sexual, los individuos dejan de crecer y comienzan a experimentar el deterioro gradual de las funciones corporales con la edad. Antes, el consenso era que los organismos más complejos no podían dejar de envejecer. Sin embargo, hay especies, como muchas tortugas, que en la madurez sexual siguen creciendo. “La cantidad de huevos que puede poner una tortuga hembra cuando acaba de llegar a la madurez sexual es solo una fracción de las que puede poner cuando es más vieja”, insiste Colchero.
Hay que tener en cuenta, de todos modos, que el hecho de que algunos animales muestren una senectud insignificante no significa que sean inmortales: su riesgo de muerte no aumenta con la edad, pero sigue siendo mayor que cero.
De la misma manera, los autores del segundo estudio documentan cómo varios animales tienen tasas de envejecimiento particularmente bajas; además de las tortugas, también cocodrilos, salamandras y sapos, entre otros. “Suena muy drástico decir que no envejecen en absoluto pero, básicamente, una vez que han dejado de reproducirse su probabilidad de morir no cambia con la edad”, puntualiza Beth Reinke, investigadora en la Northeastern Illinois University y primera autora de este trabajo.
El objetivo de esta investigación fue analizar la diferencia en envejecimiento y longevidad entre ectotermos y endotermos (animales de sangre caliente) que viven en libertad. En los animales ectotermos, la temperatura corporal varía según la externa (ambiental); son ejemplos los reptiles y la mayoría de los peces. Los endotermos, en cambio, como los humanos y todos los mamíferos, generan internamente su propio calor y, de esta manera, regulan su temperatura corporal independientemente de cuál sea la del ambiente externo.
Miller explica que la hipótesis del modo termorregulador sugiere que los organismos ectotermos, que utilizan la temperatura externa para regular la de su cuerpo y, por lo tanto, a menudo tienen metabolismos más bajos, envejecen más lentamente que los endotermos. “Las tortugas podrían envejecer lentamente debido a su bajo metabolismo”, indica, "pero no es así para todos los ectotermos, sólo para las tortugas".