Esto es lo que nunca hay que hacer ante un golpe de calor
Un golpe de calor puede costar la vida y más si no se actúa de forma correcta. La reacción mayoritaria es intentar bajar la temperatura corporal de la persona afectada, pero nunca debe hacerse de forma brusca. El enfriamiento del cuerpo debe ser progresivo, ya que al pasar de golpe de 40 grados a 20 o menos el sistema circulatorio puede causar un shock que puede llevar incluso a la muerte.
Estas son algunas de las cosas que no hay que hacer ante un golpe de calor:
- No beber agua muy fría de golpe. Sí que puede ser fresca y debemos tomarla de forma constante.
- No ducharse con agua fría. Son aconsejables las duchas frecuentes, pero si se desea una ducha fresca, es preferible empezar con agua templada e ir bajándola progresivamente.
- No tirarse a la piscina ni a un río de golpe. Debemos introducirnos en el agua progresivamente.
- Dejar a la persona al sol. Hay que llevar a la persona a un lugar fresco, con buena ventilación, y donde se encuentre protegida del sol.
- No llamar al médico: Hay quienes no consideran que un golpe de calor sea algo grave. Sin embargo, en estos casos la necesidad de atención médica es imprescindible.
Estos consejos sirven para cualquier persona, pero deben extremarse las precauciones en personas con problemas cardiovasculares, que tienen un mayor riesgo de sufrir un shock.
Síntomas de un golpe de calor
Los principales síntomas de un golpe de calor son, en una fase inicial, sensación de debilidad, dolor de cabeza y mareos (incluso pérdida de conciencia), aceleramiento de los latidos del corazón (palpitaciones), orinar poco, sequedad y enrojecimiento de la piel, ausencia de sudor e hiperventilación.
En una siguiente etapa, surgen otros síntomas, como calambres, elevación de la temperatura corporal (en 10-15 minutos puede subir hasta los 40º), convulsiones, alteración de la conciencia o desorientación. Y ésta ya es una situación de gravedad que exige una reacción inmediata, ya que de lo contrario puede llegar a producirse un colapso
Si sospechamos que podemos estar sufriéndolo o que le está sucediendo a alguien de nuestro entorno, debemos seguir estas pautas:
- Llevar a la persona afectada a un lugar con sombra y lo más fresco posible.
- Colocarla en posición semisentada, con la cabeza levantada para favorecer la respiración y que pueda entrar aire.
- Para reducir la temperatura corporal, hay que quitarle algo de ropa, darle aire (abanico o ventilador) y utilizar compresas de agua fría en la frente, la nuca, el cuello y otras partes del cuerpo.
- También debe beber agua fresca (le ayudará a bajar la temperatura corporal) para rehidratarse, pero debe hacerlo a pequeños sorbos y no de golpe, pues esto empeoraría su estado.
- Una vez que haya mejorado su estado hay que acompañarla a un servicio médico de urgencias para someterla a una revisión exhaustiva y posteriormente a un estrecho seguimiento médico durante algunos días.
- Si no se recupera o incluso llega a perder el conocimiento, hay que tumbarla con las piernas flexionadas y llamar inmediatamente a urgencias.