Cómo ayudar a los hijos a gestionar mejor el dolor
Un estudio ha identificado cinco enfoques que pueden ser útiles para padres y cuidadores
Un estudio de la Universidad del Sur de Australia ha identificado cinco enfoques que los padres y cuidadores pueden utilizar al hablar con los niños pequeños sobre el dolor cotidiano, y que pueden ayudar a su recuperación y resiliencia después de una lesión. Los golpes y las magulladuras son una parte inevitable de la infancia. Pero aunque ningún padre quiere que su hijo sienta dolor, enseñar a los niños sobre el dolor cuando son pequeños puede ayudarles a entender y responder mejor al dolor cuando sean mayores.
En este estudio, publicado en la revista científica 'European Journal of Pain', los investigadores estudiaron los dolores de los niños pequeños (de 2 a 7 años) y preguntaron a expertos en salud infantil, psicología, desarrollo y resiliencia, así como a padres y educadores, qué pensaban que podía favorecer la recuperación y la resiliencia de los niños tras sufrir dolores o lesiones leves.
Con un 80 por ciento de consenso entre todos los expertos, los mensajes más importantes fueron, en primer lugar, enseñar a los niños el significado del dolor, "el sistema de alarma de nuestro cuerpo". En segunda instancia, instaban a validar el dolor de los niños, asegurándose de que "se sientan seguros, escuchados y protegidos, pero sin hacer un escándalo".
Igualmente, aconsejan tranquilizar a los niños después de una lesión, haciéndoles saber que su cuerpo se curará y que el dolor pasará. También apoyar las emociones de los niños, dejando que se expresen, pero animando a regularlas. Por último, instan a implicar a los niños en su recuperación: animarles a controlar el dolor (por ejemplo, ponerles una tirita). "Ya sea al caerse de una bicicleta o al enfrentarse a las a menudo temidas vacunas, las experiencias cotidianas de dolor son oportunidades para que los padres promuevan creencias y comportamientos positivos relacionados con el dolor. Aunque es importante enseñar a los niños que el dolor es el sistema de alarma de nuestro cuerpo y que está ahí para protegernos, es igualmente importante entender que el dolor y la lesión no siempre se alinean", ha comentado la investigadora principal del trabajo, Sarah Wallwork.
Para la doctora, la clave es demostrar que "el niño es el que se cura y que participa activamente en el proceso de". "Al ayudar a los niños a aprender sobre el dolor cuando son pequeños, esperamos promover comportamientos de dolor 'útiles' para toda la vida que fomenten activamente la recuperación y prevengan futuros problemas de dolor", ha remachado.