El pistolero de Tarragona, primer preso preventivo que se somete a la eutanasia en Catalunya
Este martes ha recibido la eutanasia en el Hospital Penitenciari de Terrassa Marin Eugen Sabau, el exvigilante de seguridad que disparó contra excompañeros de trabajo en Tarragona, y se da por acabado, por lo tanto, el procedimiento judicial que tiene abierto. El hombre solicitó la muerte asistida a raíz de las lesiones sufridas durante el tiroteo en que hirió a 3 excompañeros de trabajo y dos mossos d'esquadra, uno de los cuales de gravedad.
En una entrevista a El món a RAC1 el abogado del sindicato Uspac que representa a los mossos heridos, José Antonio Bitos, ha asegurado que todavía tienen esperanza que la justicia europea les compense: “Aunque hoy el procedimiento penal se acabe, eso no significa que en Europa no podamos continuar el caso. Una de las opciones es que el estado indemnizara a las víctimas por la vulneración de un derecho fundamental como es el derecho a la tutela judicial efectiva”, ha defendido Bitos. La indemnización podría llegar a ser de hasta 60.000 euros.
El abogado de Marin Eugen Sabau, Gerard Amigó, tampoco da por cerrado el caso y en declaraciones en la misma emisora ha asegurado que se podría reclamar responsabilidad a los Mossos por lo que pasó el 14 de diciembre del año pasado. Concretamente, responsabiliza la actuación de los agentes del hecho de que su cliente haya tenido que acabar pidiendo la eutanasia: “La detención fue totalmente desproporcionada y por eso ha quedado como ha quedado. Nos planteamos iniciar otro procedimiento judicial”, explica. Y ha añadido: “se ha dicho|llamado siempre que estaba cerrado en una masía y eso no es verdad. Lo abaten en medio de un descampado, y él intentó comunicarse con la policía”.
Los hechos pasaron el pasado 14 de diciembre cuando Sabau, de 46 años, estaba de baja laboral. El hombre entró en las oficinas de la empresa donde trabajaba y, después de discutir con los responsables, disparó e hirió a tres personas. En la huida también hirió a dos agentes de los Mossos que trataban de interceptarlo, uno de gravedad, antes de atrincherarse en una casa abandonada de Riudoms. En un tiroteo con agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI) que querían detenerlo recibió varios tiros que le provocaron una lesión medular irreversible que lo ha dejado paralizado. Más tarde se le tuvo que amputar una pierna.