Descubren una variante genética que predispone a la delgadez
Está presente en el 60% de los europeos
Aunque la alimentación y el estilo de vida determinan el peso, la genética influye en aproximadamente el 20% de la masa corporal. Ahora, un nuevo estudio ha descubierto una nueva variante genética que predispone a la delgadez y que portan el 60% de los europeos. El hallazgo, realizado por investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Instituto IMDEA Alimentación, se ha publicado en la revista "Genome Biology".
Hasta ahora se han identificado cerca de un centenar de variantes genéticas que aumentan moderadamente la probabilidad de tener un Índice de Masa Corporal elevado –el IMC, indicador de sobrepeso y obesidad–. Las variantes de un gen son versiones ligeramente distintas del gen, que normalmente no suelen causar cambios visibles en el organismo, pero en esta ocasión, la nueva variante sí afecta a la cantidad de grasa que acumula el cuerpo.
Para buscar variantes genéticas que influyen en el sobrepeso y la obesidad, un equipo de IMDEA Alimentación recabó la material genético y datos como el peso, el Índice de Masa Corporal, las cantidades de grasa total y visceral, la cantidad de masa muscular, y los perímetros de cintura y cadera, entre otros aspectos de 790 voluntarios.
El equipo analizó las posibles asociaciones de estos parámetros con 48 variantes genéticas seleccionadas por su posible relevancia funcional. Detectaron así una "correlación significativa entre una de esas variantes en el gen FNIP2, y muchos de estos parámetros relacionados con la obesidad", apunta el estudio.
Después se estudió el efecto de esta variante en ratones "que previamente habían sido modificados genéticamente para lograr que la expresaran". "Comprobamos que los ratones con esta variante, asociada en personas a una constitución delgada, tienen entre un 10% y un 15% menos de grasa que sus homólogos no portadores", explica Alejo Efeyan, del CNIO.
En humanos no se puede aislar el efecto de esta variante del de otras muchas variables, genéticas y ambientales, que influyen en la constitución física, por lo que es imposible calcular con precisión la potencia de su efecto pero, dado que la influencia de la genética en la obesidad no supera el 20%, la contribución de la variante ahora identificada es necesariamente pequeña. Por eso los investigadores usan términos como predisposición o tendencia: "No se trata, en absoluto, de que quienes tengan esta versión puedan comer en exceso sin engordar", aclara Efeyan.
Los animales modificados genéticamente para este estudio no presentaron otras alteraciones ni diferencias. "Este resultado es muy impactante, porque muchos de estos estudios suelen ceñirse a reportar asociaciones; en este trabajo mostramos que basta el cambio de una sola letra en todo el genoma de ratón para replicar lo observado en la variante humana", continúa Efeyan. El hallazgo abre además interrogantes que atañen a otras áreas de la ciencia, como qué presiones evolutivas hicieron que esta variante que hoy portan seis de cada diez europeos fue seleccionada de manera natural.