"A las tres semanas del trasplante, ya bailamos"

Maria José Carulla le dio un riñón a su marido, Bautista Rodríguez, después de que él pasara por más de cuatro meses de diálisis. “Cuando empezamos con el proceso, no imaginábamos que todo iba a salir tan bien y que la recuperación iba a ser tan rápida. El trasplante fue el 22 de septiembre y a las tres semanas ya volvimos a bailar, que es nuestra gran afición”, dicen. Ya han pasado casi tres meses de la operación y Carulla asegura que “lo volvería a hacer, pese a los nervios que pasamos” y recuerda con una sonrisa que ahora él tiene tres riñones y ella, solo uno. Una de las anécdotas que recuerdan de su paso por el hospital Vall d’Hebron son “los paseos que hacíamos de Aitona a Aigüestortes”, porque en el pasillo había colgadas fotografías de estos dos lugares. “Después del trasplante, recorrer los escasos metros que separaban ambas imágenes era un reto”, afirma Carulla. Ahora Rodríguez se somete cada dos semanas a estrictos análisis para comprobar que el riñón que recibió funciona correctamente. “Tomo una cantidad inmensa de pastillas, en total son 15. Además, tengo una app en el móvil donde tengo que poner si me he tomado los inmunosupresores y si no lo hago me llega una alerta”, explica él. “He ganado calidad de vida Y he vuelto a salir a pasear, algo que era impensable cuando me hacían diálisis porque acababa muy cansado”, añade. Ambos agradecieron el trabajo de los profesionales de Vall d’Hebron.

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