La vitamina que ayuda a bajar los niveles de colesterol
Desde hace mucho tiempo, la niacina se usa para reducir el nivel de triglicéridos y aumentar el colesterol de lipoproteínas de alta densidad. Este colesterol “bueno” ayuda a eliminar el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, o colesterol “malo”, del torrente sanguíneo. La niacina, conocida también como vitamina B3, nicotinamida o ácido nicotínico, esencial para la formación de diversas coenzimas. Éstas son sustancias que hacen posible el aprovechamiento en el organismo de los hidratos de carbono y de las grasas, al facilitar su conversión en energía en las células.
La presencia de niacina en el organismo reduce el riesgo de acumulación de colesterol en las arterias y aumenta la función vasodilatadora de los vasos sanguíneos, disminuyendo la presión arterial y garantizando el buen funcionamiento del sistema circulatorio.
Esto tiene como consecuencia que niveles adecuados de vitamina B3 pueden prevenir enfermedades cardíacas y del sistema circulatorio. Los investigadores recomiendan una suplementación combinada entre niacina y estatinas para reducir el riesgo de padecer estas enfermedades. Una función añadida de este nutriente es el fortalecimiento del sistema cutáneo, pues evita la formación de afecciones en la piel. La niacina contribuye a proteger las células del daño solar y algunas investigaciones sugieren que el uso de esta vitamina puede llegar a prevenir varios tipos de cáncer, entre ellos el de piel.
Aunque la vitamina B3 se conserva durante la manipulación previa de los alimentos (lavado, cortado…) y el tratamiento culinario con calor, está comprobado que el escaldado en los vegetales provoca hasta un 15% de pérdidas de niacina. También durante la maduración de la carne, es decir, el tiempo que pasa desde el sacrificio hasta que la carne es apta para el consumo se cuantifican pérdidas de niacina de entre el 25% y el 30%.
Las mejores fuentes alimenticias de esta vitamina son las vísceras (hígado, riñones), pescados, cereales integrales, frutos secos (en especial los cacahuetes), levadura de cerveza, semillas de sésamo y orejones de albaricoque y melocotón.