SALUD RECETAS
El uso de antibióticos en Lleida ha bajado un 30% en los últimos tres años
Entre 2019 y este año, el uso de antibióticos en la región sanitaria de Lleida ha disminuido un 30% gracias a la aplicación del programa PROA de control de este tipo de fármacos, que en su momento fue pionero en Catalunya. La utilización incorrecta de antibióticos puede provocar que las bacterias se hagan resistentes a este tratamiento.
El uso de antibióticos en la región sanitaria de Lleida ha bajado un 30% entre 2019 y este año gracias al programa de uso adecuado de estos fármacos llamado PROA (Programa de Optimización Antibiótica), que empezó a aplicarse en Lleida en 2017 y fue pionero en Catalunya. Según el Plan de Salud de Lleida, los resultados de los primeros años de funcionamiento del PROA en la región sanitaria muestran que la tendencia es positiva y prácticamente se igualan los datos de consumo de antibióticos con receta a la media de Catalunya, tanto en los Centros de Atención Primaria (CAP) como en los hospitales.
De 2019 a 2020 se observó una disminución notable en el uso de las dosis por 1.000 habitantes y día (DHD) de antibióticos, tanto en Lleida (de 14,16 a 9,97) como en Catalunya (de 13,09 a 9,59). En 2021, los datos se mantuvieron similares (10,20 y 9,73, respectivamente). Además, según Esther Ribes, responsable de Farmacia de Atención Primaria en el ICS y miembro del grupo PROA, este año en los CAP el DHD se situó en 9 entre enero y septiembre, “por lo que la tendencia es de una bajada importante y no solo influyó el confinamiento, cuando no hubo tantas infecciones por bacterias”, sino que este año la cifra se mantiene pese a que se han retirado prácticamente todas las restricciones de la Covid.
Ribes explicó que la reducción del 30% en Lleida y el 25% en Catalunya se debe en parte a la pandemia, pero principalmente al programa PROA. “El uso incorrecto de antibióticos está relacionado con la primera causa de que las bacterias sean resistentes”. Para lograr esta disminución, dijo que “trabajamos médicos de familia, pediatras, enfermeras, farmacéuticos, microbiólogos, podólogos y odontólogos, que diseñamos estrategias para mejorar el uso de antibióticos con formación y evidencia científica y, a partir de ahí, revisamos los tratamientos”.
Apuntó que “hay evidencia científica que afirma que en el tratamiento de algunas patologías, como las neumonías, los antibióticos son más eficaces con tratamientos más cortos, de unos cinco días, cuando antes eran de siete o diez”. Desde Atención Primaria también asesoran a los CAP, ya que si la bacteria cambia, el antibiótico ya no sirve y se deban usar otros. “Los tratamientos se hacen de forma empírica y se conoce qué antibióticos actúan contra aquel organismo.
Pero si alguna infección, como la de orina, no se cura, se hace un cultivo y se aísla la bacteria para saber qué antibiótico es más sensible”, indicó. Por otro lado, Ribes manifestó que “muchas infecciones provocadas por microorganismos son causadas por virus y ya se trabaja con técnicas de diagnóstico rápido para distinguir si la patología está causada por un virus o una bacteria”. Detalló que con un escobillón se identifica, y también se puede saber con una gota de sangre en el caso de las bronquitis y las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas.
Con todo, afirmó que “la penicilina y sus derivados son los que se seleccionan en general, ya que mantienen mayor sensibilidad”. También explicó que “cuando escogemos un antibiótico usamos el más concreto que afecte a la bacteria y no otro que pueda actuar contra otras bacterias del cuerpo, provocando que sean más resistentes”. Añadió que los médicos saben cuál recetar gracias a los protocolos del PROA, donde pueden encontrar documentos que explican las sensibilidades de los microorganismos y los informes del consumo de antibióticos. Ribes celebró que con el bajo uso de antibióticos “no hemos percibido en ningún momento que la gente haya empeorado”.
Falta de suministro de más de seiscientos medicamentos La Agencia Española de Medicamentos alerta de problemas de suministro de más de seiscientos medicamentos, como los antibióticos Amoxicilina y fármacos de uso común como determinadas presentaciones de Ibuprofeno, Paracetamol y Aspirina. También figura en el listado Ozempic, destinado a reducir el nivel de azúcar en sangre, pero que es utilizado también para adelgazar. Aparecen, además, otros medicamentos muy utilizados como Efferalgan (para el tratamiento de resfriados) y la tos (el jarabe Bisolvon), así como el inhalador Ventolin. Ansiolíticos muy recetados como Orfidal o Alprazolam también tienen actualmente problemas de suministro, según el ministerio de Sanidad, así como fármacos para tratar la diabetes como Metformina, para controlar la presión arterial (Losartan) y protectores de estómago como Omeprazol. Aparecen también el jarabe Primperan para las náuseas, la Viagra y Aciclovir para los herpes. La Agencia del Medicamento especifica que algunos de los fármacos pueden ser sustituidos por otros similares mientras que para otros es el facultativo el quien debe prescribir otros tratamientos.