Empezando nueva vida en el Sobirà

La quesería Lo Nicolau de Boldís Sobirà, en el municipio de Lladorre, es un ejemplo de pequeño negocio que está intentando hacerse un hueco en el mercado con un producto diferenciado: el queso de tupí. A raíz de la pandemia, sus responsables Ramon Punsola y Pilar Ruiz, cambiaron su vida y se trasladaron desde Mataró a este pequeño pueblo del Sobirà de tan solo nueve habitantes y del que es originario Punsola, para emprender el proyecto. “Cuando teníamos dieciocho años, mi mujer y yo teníamos el sueño de volver a la casa familiar de Boldís y crear una fábrica de embutidos.

Al final, por cosas del destino, hemos abierto una quesería de tupí de elaboración artesana. Lo que nos diferencia es que creamos este producto típico del Pirineo con quesos enteros y tenemos más de 15 variedades”. Además del clásico llenguat −como se conoce este tipo de queso en el Pallars Sobirà−, lo elaboran con miel, higo, ceps, con cebolla tostada, jengibre o arándanos, entre otras opciones.

Para estas Navidades, incluso crearon un queso especial con chocolate a la piedra de Agramunt. El interés de Punsola y Ruíz por el tupí comenzó hace nueve años. “Teníamos un restaurante en Mataró y empecé a hacer tupí para ofrecerlo como tapa.

A los clientes les gustó tanto que, en 2017 decidimos cerrar el restaurante y nos dedicamos exclusivamente a la elaboración de este tipo de quesos, que vendíamos en ferias y mercados gastronómicos de toda Catalunya”, explica Punsola. “Cuando estalló la pandemia tuvimos que buscar nuevas salidas, pues no había ferias a las que acudir. Fue entonces cuando decidimos volver a Boldís y emprender aquel sueño que siempre habíamos tenido, aunque centrándonos en el tupí.

Después de dos años de trabajo, pidiendo permisos y haciendo reformas, en noviembre por fin abrimos nuestra quesería y tienda Casa Nicolau”. En este último mes y medio el negocio ha tomado impulso y, según apuntan, “estamos muy ilusionados”. El 95% de sus productos los venden directamente al público, que dan a conocer en ferias gastronómicas.

“Por ahora estamos produciendo entre cincuenta y setenta kilos a la semana”, explica Punsola, quien asegura que “en un futuro nos encantaría poder distribuirlo a través de más restaurantes y tiendas del territorio”.