Igualdad en las tarjetas sanitarias

El departamento de Igualdad y Feminismos tramitó el año pasado un total de 451 tarjetas sanitarias con el nombre sentido de personas trans en toda Catalunya, aquel con el que se sienten identificadas. Del total, 285 fueron mayores de edad y 166 niños y adolescentes menores de 18 años, que las reclamaron acompañados por sus responsables legales. La cifra supera a las 445 tramitadas en 2021, pero especialmente las 229 del 2020 e incluso a las de antes de la pandemia, con 187 en 2019.

En total, en los últimos seis años se han expedido 1.853 tarjetas con el nombre sentido, tal y como ya publicó este diario el domingo. En las comarcas leridanas, Igualdad no tenía disponibles ayer las cifras correspondientes a 2022. En 2021, se hicieron unos treinta cambios de nombre de personas trans en este documento, de los que 13 fueron de menores de edad.

El director general de Políticas Públicas LGTBI+, Xavier Florensa, resaltó ayer la importancia de este trámite porque ver el nombre sentido por primera vez en un documento oficial es un paso muy importante para las personas trans. Además, también pueden hacer el cambio en otros documentos, como el carnet universitario o el de bibliotecas. Desde los Servicios de Atención Integral (SAI) LGTBI, también pueden tramitar el certificado “Hago constar”, para demostrar que el nombre sentido está vinculado con la persona cuando se deba comprobar con un documento identificativo.

Igualdad señaló que la futura ley trans catalana, en elaboración, continuará profundizando en acciones para garantizar derechos. El trámite del cambio de nombre en las tarjetas sanitarias puede hacerse en cualquier punto de la Red de Servicios de Atención Integral LGTBI. En la demarcación, hay uno en cada comarca y en Lleida ciudad, está en en la Paeria y en la UdL.

La ley Trans, pendiente de su paso por el Senado

Tras cinco años en la lista de espera, el pasado mes de noviembre la activista trans leridana Sílvia Pérez-Pallarés, conocida como Sílvia Sicore, recibió la llamada que le confirmaba que había llegado el momento para poder hacerse la cirugía de reasignación sexual. “La verdad es que cuando me lo comunicaron me harté de llorar. No era una cosa que tuviera clara al inicio de mi transición, porque mi forma de ver la transexualidad es algo más interior, pero con el paso del tiempo me di cuenta de que hay facetas de la vida que sin un cuerpo de mujer completo no pueden hacerse”, explica Pérez-Pallarés.La intervención duró cerca de cinco horas y se practicó en el Hospital de Bellvitge, uno de los tres centros catalanes autorizados para hacer vaginoplastias.

En este caso trabajaron dos equipos de cirujanos, un grupo para la zona púbica externa y otro que trabajó con el robot Da Vinci para la parte interior. La finalidad de esta operación no es solo estética, sino también funcional. Por ese motivo, el objetivo del equipo médico es que la paciente pueda orinar sentada, por lo que se acorta la uretra, y se ‘construye’ un clítoris para que pueda sentir placer y un canal vaginal por si desea tener relaciones sexuales con penetración.“El postoperatorio es complicado.

Es una zona húmeda, con muchas heridas y muchos puntos. Además, he de ir trabajando la zona con dilatadores de cristal para evitar que se cierre. No es fácil ni placentera, pero sarna con gusto no pica, realmente estoy feliz”.

Londres veta la ley escocesa de cambio de sexo

El Congreso aprobó el pasado 22 de diciembre la ley Trans, que reconoce la autodeterminación de género y desarrollo medidas para garantizar los derechos de las personas LGBTI. Reconoce la voluntad de la persona como único requisito para cambiar de sexo en el registro, pero los menores de 16 años y mayores de 14 tendrán que ir con sus padres o tutores, y los menores de 12 años podrán cambiar su nombre en el DNI. También garantiza al acceso a técnicas de reproducción asistida. La norma debe pasar por el Senado.