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Una investigación revela que la apariencia de los personajes de los videojuegos influye en la insatisfacción de las niñas con su imagen

Portada del videojuego 'The Last of Us'

Portada del videojuego 'The Last of Us'PlayStation

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Después de analizar las respuestas de 792 estudiantes de menos de diez años, el estudio "Satisfacción corporal y uso de pantallas filtraste españoles", realizado por investigadores de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), los investigadores concluyen que existe una relación entre el consumo de televisión y videojuegos y la satisfacción con los propios rasgos faciales y el esquema corporal global.

Una de las principales conclusiones del estudio es que la apariencia de los personajes de los videojuegos influye en la insatisfacción de las niñas con su imagen. Concretamente, la investigación encontró correlaciones negativas en la satisfacción con el color de los ojos, la piel y el esquema corporal global de las niñas que juegan a videojuegos. Sin embargo, esta asociación no se dio ni entre los niños que juegan a videojuegos ni tampoco en los escolares consumidores de televisión, independientemente de su género.

Según los autores, hay diversas posibles razones que explican los resultados. Por una parte, como afirma J. Roberto Sánchez-Reina, investigador del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF, la presión corporal es principalmente femenina y no masculina, lo cual hace que ellos se sientan más satisfechos con su cuerpo, aunque sea diferente de lo que tienen los personajes que ven o con lo cual interactúan. "Tristemente, desde una edad muy temprana las niñas son objeto de presión corporal por parte de sus iguales (amigos y familia).

Los medios de comunicación amplifican este efecto; naturalizan la normativitat corporal: la belleza es blanca, delgada y femenina", comenta el investigador. Así, tanto los niños como las niñas se apropian de estereotipos e, igual que pasa con otras expresiones, utilizan las imágenes corporales que proporcionan los medios para relacionarse con el mundo. Aunque las representaciones empiezan a ser diversas, según su opinión todavía hay una normativitat corporal. Por eso, aunque los personajes femeninos empiezan a romper los estereotipos de género, "persiste en muchos de ellos el canon corporal. Sí, son protagonistas, audaces y empoderadas, pero muchas de ellas continúan dentro de la norma corporal.

Mientras las representaciones, con respecto a expresiones de nuestro lenguaje y cultura, simplifiquen la diversidad corporal, las aspiraciones de las niñas se inclinarán para estar dentro de esta norma corporal", indica Sánchez-Reina, también profesor colaborador del máster universitario de Estrategia y Creatividad en Publicidad de la UOC. Además, cómo recuerda a otra autora del estudio, Mireia Montaña Blasco, directora del máster universitario de Estrategia y Creatividad en Publicidad de la UOC e investigadora del Grupo de Investigación en Aprendizaje, Medios y Entretenimiento (GAME) de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, los medios se focalizan en la apariencia física de las mujeres en lugar de hacerlo en sus habilidades o personalidades, cosa que puede hacer que las niñas sientan que su valor depende únicamente de su aspecto físico y que tienen que cumplir con los estándares de belleza para ser aceptadas.

Por otra parte, a menudo se retrata a las mujeres como seres perfectos y delgados, "lo cual puede hacer que las niñas se sientan inseguras sobre sus cuerpos si no se ajustan a estos estándares. No obstante, los niños a menudo se ven retratados como fuertes y musculosos, lo cual puede hacer que se sientan más seguros sobre sus propios cuerpos," comenta la profesora.

Con respecto al hecho de que la influencia entre los personajes que ven y la percepción de su propia imagen sólo se da en el uso de los videojuegos y no al consumir televisión, la razón principal es que estos dos tipos de pantalla no requieren el mismo interés. "El grado de interés que requiere el videojuego es mucho más intenso que el que requiere el consumo de televisión. Con un videojuego tú estás interactuando, de manera que el impacto de este videojuego es más importante que el de la televisión," explica la investigadora Mònika Jiménez-Morales, directora del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la UPF. "Además, aunque la enorme influencia de la publicidad televisiva sea clara, a ciertas edades, como la de los niños de la muestra, se presta menos atención a cierto tipo de anuncios", añade.

Así se puede corregir la influencia negativa de las pantallas

Para los investigadores, corregir el papel pernicioso que las pantallas pueden ejercer sobre la percepción de los menores de su propia imagen es clave para mejorar la autoestima. Según Mireia Montaña Blasco, la solución exige la educación mediática y la formación de competencias desde un enfoque integral que abarque varios aspectos. "Se tiene que promover una imagen corporal positiva. Hace falta que los menores aprendan a aceptarse y amar sus cuerpos tal como son, en lugar de compararse con prototipos de belleza poco realistas.

También es necesario visibilizar la diversidad corporal, fomentar la autoestima y luchar contra la presión social por cumplir con unos determinados ideales de belleza, igual que es importante enseñarles competencias digitales, que aprendan a hacer un uso responsable y crítico de las redes sociales sabiendo detectar la información engañosa", indica la investigadora, añadiendo que también hay que fomentar estilos de vida saludables, "educándolos en nutrición y explicándoles que se tiene que hacer actividad física regular, que los ayudará a sentirse bien, tanto física como mentalmente".

Su opinión coincide con la de J. Roberto Sánchez-Reina, que afirma que, aunque ha habido un gran avance en alfabetización mediática, la penetración de las redes sociales en la vida cotidiana "exige más que nunca educar sobre las pantallas y como vemos las imágenes. Sin embargo, para algunos adultos, tratar estos temas con los más pequeños no es necesario. Con frecuencia, se posterga esperando la madurez cognitiva, y se minimizan las competencias de los menores porque se cree que no comprenden todo lo que ven y escuchan.

Los adultos estamos ausentes (y confiados) mientras las pantallas inoculan sutilmente discursos y estereotipos que constriñen la diversidad corporal", advierte. Otra aportación del estudio es que abre nuevas líneas de investigación, ya que, hasta hoy, los estudios que relacionaban la posible influencia de las pantallas audiovisuales en la imagen corporal se centraban en la morfología corporal, sin tener en cuenta otras variables como el color de los ojos, del pelo o de la piel. Así y todo, las conclusiones de esta investigación indican que hay una idealización del cuerpo más allá de la estricta morfología corporal.

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