ENTREVISTA GALARDONES
Sergio Callen: «El transporte público de Catalunya está marcando tendencia mundial»
Vicepresidente de operaciones de la costa oeste de EE UU en la empresa Systra
Este leridano, directivo del campo de la movilidad y el transporte ferroviario en EEUU, recogerá el martes en el Rectorado el XII Premi Alfons de Borja que otorga la Associació d'Antics Alumnes i Amics de la UdL.
¿Por qué decidió dedicarse al sector de la movilidad?
Porque agrupa muchas disciplinas del mundo de la ingeniería mecánica, industrial, electrónica, civil, química, planificación. La multidisciplinalidad de los proyectos y diversidad de soluciones a un mismo problema me atraparon muy rápido. Otro punto importante para mí es el impacto que nuestras actuaciones tienen en la sociedad, no solo desde el punto de vista de mejorar la movilidad de los ciudadanos, la sostenibilidad y el impacto medioambiental, sino también la gran posibilidad de romper barreras sociales y ofrecer nuevas oportunidades de desarrollo.
Los problemas de movilidad están en continuo cambio y piden soluciones más limpias, más rápidas, más flexibles y sostenibles. Son un reto que me continúa cautivando todas las mañanas.
¿Cómo valora la red de transporte público de Lleida y Catalunya?
Envidio la red de transporte ferroviario y de autobús que tienen Catalunya y Lleida. Vivo en una ciudad residencial en el sur de Los Ángeles de 300.000 habitantes, donde menos de un 5% de la población utiliza el transporte público.
Y en todo EEUU, el 45% no tiene acceso a esta red. La madurez del transporte ferroviario de pasajeros en Catalunya en cuanto a fiabilidad, disponibilidad, seguridad y frecuencia está por encima de la media americana. Todavía le quedan muchos retos desde el punto de vista económico, ambiental y social, pero definitivamente está marcando tendencia mundial a nivel tecnológico.
Es el caso, por ejemplo, de los autobuses eléctricos y de hidrógeno de Barcelona, la Línea 9 y 10 totalmente automática o la alta velocidad que tiene parada en Lleida con unos sistemas de seguridad y fiabilidad que son líderes en todo el mundo.
¿Cuál es el proyecto más ambicioso en el que ha trabajado?
Me gustaría decir que todos los proyectos en los que he estado involucrado tienen un punto de ambición, ya sea por la complejidad técnica, política o económica. Pero recuerdo dos que fueron especialmente ambiciosos: el desarrollo de un sistema tranviario sin catenaria cuando trabajaba a Ardanuy Enginyeria en Barcelona.
Fue una solución innovadora que todavía hoy continúa construyéndose en todo el mundo; por otro lado, el tren de alta velocidad de California, una conexión ferroviaria entre San Francisco y Los Ángeles de 128 billones de dólares. Es un proyecto con una gran carga política y económica que dificulta moverlo en la dirección correcta. También con una alta complejidad técnica por la falta de experiencia en la implantación de alta velocidad en el país.
El Premi Alfons de Borja se suma a una larga lista de reconocimientos, como el Top 40 under 40 en EEUU. ¿Qué supone para usted ganar este galardón en casa?
Es un gran orgullo. Tanto en Catalunya como en Estados Unidos he tenido la suerte de trabajar con compañeros y empresas que siempre han hecho que saque lo mejor y estoy muy agradecido por ello.
Quizá lleva mi nombre como adjudicatario, pero este es un reconocimiento conjunto a la Escola Politècnica Superior, a sus profesores, a los compañeros de carrera, a los amigos y a la familia.
¿Qué vinculación mantiene con Lleida? ¿Viene a menudo?
Mis padres y mis amigos de toda la vida están en Lleida, por eso para mi mujer, mis hijos y para mí es muy importante esta ciudad. Tengo dos hijos de 6 y 8 años que nacieron en Estados Unidos pero que, desde los dos años, vienen un mes todos los veranos con mis padres (con la excepción del 2020).
Nos gustaría que pudieran estudiar aquí y aprender los valores que adquirimos nosotros. Cuando vivíamos en Nueva York veníamos como mínimo dos veces al año. En invierno aprovechábamos para ir a esquiar al Pirineo, uno de los paisajes naturales más increíbles que tenemos que preservar y valorar.
Desde que estamos en California es más complicado venir, pero lo hacemos como mínimo una vez al año. Siempre buscamos excusas para volver.