Greenpeace alerta de que hay que recortar regadíos y apunta que un 7% de los de Cataluña están sobre áreas en tensión
La organización avisa de que la superficie regada ha crecido un 16% entre 2004 y 2021 a pesar de haber menos agua
Greenpeace ha presentado este martes un informe que contiene datos que alertan que el regadío es insostenible. Según la organización, las reservas de agua superficial han disminuido unos diez puntos porcentuales por término medio en una década y la tendencia se mantiene a la baja. En el caso de Cataluña, apuntan que el 7% de los regadíos se encuentran en áreas con tensión a causa del mal estado de las aguas subterráneas y para situarse sobre zonas vulnerable a los nitratos. En el Estado, la superficie regada ha aumentado en 536.295 hectáreas, un 16%, entre 2004 y 2021, y critican que la planificación hidrológica Estatal, aprobada hasta 2027, sigue incrementando regadíos en las cuencas del Ebro, Duero, Guadiana o Segura, ya afectadas por|para la falta de agua.
Desde la organización afirman que existe "agua escasa, contaminada y mal gestionada" y dentro de su campaña "Salvar el Agua" han presentado un informe que tiene como título 'La burbuja del regadío en España'. Así, apuntan que las aguas subterráneas no pueden ser la única fuente alternativa, ya que el 44% ya están en mal estado y, las que todavía son utilizables, tienen que ser reservas de agua extremadamente bien gestionadas y controladas para el futuro. Por lo tanto, desde Greenpeace señalan que hay que reducir el consumo y apuntan que si un 80% va hacia el regadío, "parece evidente que es el primer sector con un recorte necesario".
El caso de Cataluña
Con respecto a las áreas con tensión de Cataluña, estas se concentran principalmente a dos zonas costeras diferentes de las cuencas internas de Cataluña; en Girona occidental y al norte de la conurbación de Reus-Tarragona. Aunque el valle del Ebro es una zona con fuerte incidencia de la contaminación de las aguas subterráneas y vulnerable a los nitratos a causa de la agricultura y la ganadería industrial, dado que las masas con mal estado cuantitativo son escasas, por eso las zonas tensionadas también lo son. Así, sólo hay un área con tensión en el sur del delta, en el extremo meridional de la comunidad.
Desde Greenpeace defienden que habría que empezar a recortar en las zonas sobre acuíferos con un 'mal estado cuantitativo' del agua y que suponen un 32,88% del regadío. A continuación, por aquellas áreas con acuíferos que presentan un 'mal estado químico' del agua y que representan el 45,52% del regadío. Después, plantea hacer lo mismo en zonas con elevados niveles de nitratos (56,69% del regadío) y zonas en las cuales ya se ha producido una evolución climática (15,83%).
"Las señales de alarma son evidentes", ha apuntado Julio Barea, responsable de Agua en Greenpeace, que ha afirmado: España, segundo país con más estrés hídrico de Europa, tiene el 75% de su territorio en riesgo de desertificación y no podemos permitirnos regar como si nada. Además el regadío cada vez se concentra en menos manos, lo cual quiere decir que no ayuda al fortalecimiento rural sino al enriquecimiento de, cada vez, menos personas a costa de la futura escasez de la mayoría. Si seguimos con este modelo de crecimiento desmesurado está en peligro de desaparecer nuestra agricultura tradicional".
Desde la organización aseguran que las administraciones se escudan en la modernización del regadío para seguir ampliándolo y que todo "es una trampa": la percepción de que hay más agua por 'eficiencia', incentiva aumentar más superficie de regadío, genera cambios hacia cultivos más demandantes de agua y estimula los dobles o triples cosechas anuales, según han explicado en un comunicado. Otro problema que apuntan es la disminución del retorno de agua a los ríos, pantanales o acuíferos, la estimulación de una mayor evapotranspiración de las plantas y una mayor concentración de fertilizantes y plaguicidas.
Greenpeace también lamenta que hay agua que se utiliza para producir frutas y verduras que acaban exportándose, apuntando que el Estado es el principal exportador mundial de estos productos (9,4% a nivel global), y que incluso vende fuera productos propios de climas tropicales como el aguacate. Además, han indicado que se malgastan más de un millón de toneladas de alimentos en|a el año, el equivalente, según un estudio de la Universidad Pontificia de Comillas, a 131 litros de agua perdida por persona y día. sólo en alimentos rechazados.
Con todo este panorama, desde la organización creen que "es urgente y vital" que el próximo gobierno, así como los programas electorales de todos los partidos, aborden este problema. Asimismo, pide que también lo prioricen las comunidades autónomas donde se están conformando un gobierno. Así, Greenpeace pide una hoja de ruta para acoplar el regadío a la disponibilidad hídrica para garantizar el abastecimiento de las poblaciones, los caudales|dinero ecológicos y otros usos prioritarios. También pone sobre la mesa la necesidad de una transición hidrológica "justa", con reparto equitativo de los recursos en cantidad y calidad suficiente.