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El método egipcio, la técnica para dormir cuando hace mucho calor

Para una buena higiene del sueño, se recomienda que la temperatura de la habitación se sitúe entre los 15 y los 19 grados.

Para una buena higiene del sueño, se recomienda que la temperatura de la habitación se sitúe entre los 15 y los 19 grados.

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El calor intenso de estos días hace que, en algunas ocasiones, sea imposible conciliar el sueño sin aire acondicionado o un ventilador.  Los expertos no recomiendan tener el aire acondicionado durante toda la noche ya que puede desencadenar en varios problemas para la salud. La opción de un ventilador está bien porque mueve el aire de la habitación, pero tampoco puede estar toda la noche. Ambos aparatos, además, suponen un incremento en la factura de la eléctricidad.

Para tener una buena higiene del sueño, lo recomendable es que la temperatura de la habitación se sitúe entre los 15 y los 19 grados, cifras difíciles de conseguir en pleno verano. Se suele contar que en el Antiguo Egipto las personas mojaban la ropa de cama justo antes de acostarse para mantenerse frescos durante toda la noche. Aunque no se ha demostrado que la antigua civilización pusiese en práctica esta técnica, la verdad es que resulta efectiva para disminuir la temperatura corporal. 

Se trata de mojar las sábanas de la cama e introducirlas bajo el agua fría de la ducha durante unos segundos. No deben chorrear ni estar empapadas, por lo que hay que escurrirlas hasta que queden frescas y húmedas. Otra opción es mojarlas con un dispensador de agua y así no tener que secarlas después, ya que directamente quedarían húmedas. A continuación, se hace la cama con ellas y ya se puede empezar a dormir.  Otra manera de practicar el método egipcio es usar toallas húmedas en lugar de sábanas. Una compresa helada o trapos húmedos son ideales para la cara. Puedes enfriarlos en la nevera. 

No obstante, a muchas personas el tejido mojado les da grima, por lo que la alternativa podria ser adquirir un colchón refrigerante, pensado para regular la temperatura corporal durante la noche. Los llamados colchones fríos utilizan materiales de alta conductividad térmica, es decir, el calor del cuerpo se transfiere más rápidamente al colchón, produciendo una sensación de frescor. Esto se consigue mediante fibras transpirables y materiales de cambio de fase que se funden con el calor del cuerpo, y en este proceso absorben aún más calor. Algunos fabricantes disponen de cubrecolchones para colocar sobre la cama que utilizan conductos por los que circula aire frío o caliente, para invierno o para verano, lo que permite regular la temperatura a voluntad. Algunos modelos disponen de dos zonas con temperaturas diferentes para las personas que duermen juntas. Se aconseja complementarlo con fundas de almohada especializadas que absorben el sudor. Existen también almohadas con gel de enfriamiento, que absorben el calor corporal y lo dispersan.

Otra solución es darse una ducha de agua tibia antes e ir a dormir. Una ducha de agua fría, aunque sea más apetecible, no es una buena idea porque el cuerpo reaccionará para tratar de entrar en calor. Los puntos claves del cuerpo que hay que referescar son el cuello, los codos, las muñecas, la ingle, los tobillos y detrás de las rodillas. El enfriamiento de estas zonas desencadena una reacción en cadena que enfría el resto del cuerpo.

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