LITERATURA MEMORIA HISTÓRICA
La tortura con sesgo de género
Gemma Pasqual repasa en su libro 'Torturades' la tétrica historia de la comisaría barcelonesa de Via Laietana con el testimonio de 22 mujeres || Entre ellas, la leridana Montserrat Tarragó
Un total de 22 mujeres han roto el silencio para denunciar las torturas que sufrieron en la comisaría barcelonesa de Via Laietana, situada en el número 43 de esta céntrica calle de la capital catalana. Lo hacen en Torturades (Comanegra) de la escritora Gemma Pasqual, que el miércoles presentó el libro en Lleida junto a dos mujeres que aportan su testimonio, Pilar Rebaque y la leridana Montserrat Tarragó. Una investigación de casi dos años que trata por primera vez las torturas con sesgo de género.
“Siempre digo que es más una denuncia que un libro. Muchas de las mujeres cuentan su experiencia por primera vez y suponen una pequeña muestra, aunque muy significativa, de las miles de personas que fueron torturadas en Via Laietana”, cuenta a SEGRE la autora. Pasqual señala que el libro quiere dejar claro que estas torturas no son solo cosa de la dictadura, ya que incluye testimonios desde 1941, con Soledad Real, una barcelonesa condenada a treinta años de prisión por actos contra la seguridad del Estado, hasta 2019, con la detención de Xènia Garcia durante una manifestación a raíz de la sentencia del procés.
En este último caso, recuerda que los jóvenes que acabaron en Via Laietana relataron “que en las paredes de la comisaría había sangre”. “La tortura no es igual en hombres que en mujeres, que no quiere decir que sea más o menos”, señala la autora, que añade que en ellas “hay muchos golpes en el bajo vientre, con electrochoques en los genitales, amenazas de violación o obligarlas a ir al baño con la puerta abierta”. Asimismo, en sus testimonios, las 22 mujeres cuentan las secuelas que sufrieron tras su paso por Via Laietana.
“Muchas estuvieron un año en el que no les bajaba la menstruación”, afirma Pasqual. Asimismo, la intención de la autora es recoger no solo a las mujeres políticas sino también “gitanas, trans, prostitutas, inmigrantes, a todas las víctimas”. Uno de estos testimonios es el de Montserrat Tarragó, que estuvo detenida en Via Laietana en dos ocasiones, en 1977 y en 1985.
La Comissió de la Dignitat y otras entidades luchan para lograr el cierre de Via Laietana y convertirla en un edificio memorialista contra la tortura. “Estoy convencida de que la fuerza del pueblo lo conseguirá”, señala la autora.
“Estar un minuto en Via Laietana es un trauma para toda la vida”
“Muchos lectores se sorprenderán de leer testimonios que denuncian torturas en plena democracia porque un demócrata no puede pensar que en una comisaría se tortura”, señala Gemma Pasqual.
“La gente debe saber que estar un minuto en Via Laietana es un trauma para toda la vida”, añade, por lo que agradece que las mujeres hayan roto su silencio para luchar contra “la impunidad”. Ahora la autora está inmersa en una novela. “Lo necesitaba porque ha sido muy duro.
Me ha empoderado pero también me ha afectado personalmente”, remarca.