Noguera, Alt Urgell, Urgell y Segarra fueron centros de la modernización de la organización sanitaria militar en el bando republicano al final de la Guerra Civil

La modernización de la organización sanitaria militar en el bando republicano tuvo como bases de acción varias comarcas leridanas en las postrimerías de la Guerra Civil cuando la derrota de las fuerzas leales al gobierno de la República parecía inevitable. La prestigiosa revista Gimbernat, que editan de forma conjunta la Universitat de Barcelona, la Universitat de Vic y la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya, ha publicado recientemente un artículo sobre la sanidad militar durante la Guerra Civil que incide en este hecho a cargo del leridano Francesc Closa i Salinas, profesor de Secundaria e investigador de la UdL y de la Universitat Rovira i Virgili. Es uno de los primeros estudios sobre este tema en estas comarcas y Closa analiza su estructura y organización en el territorio tomando como base, además de consultar otros archivos de ámbito catalán y español, las memorias de Pelai Vilar i Canales, un médico catalán (Oviedo, 1909; México DF, 1993) cuya figura es sinónimo de lucha y compromiso en el ámbito político y sanitario.

Vilar fue uno de esos héroes de bata blanca de la Guerra Civil que, como jefe de Sanidad con grado de comandante del XI Cuerpo del Ejército Republicano del Este, llevó a cabo la tarea de modernizar la organización sanitaria militar desde el frente de Aragón que trasladó posteriormente a territorio catalán, con un papel clave de las comarcas leridanas de la Noguera, Alt Urgell, Urgell y Segarra. Analizando las memorias de Pelai Vilar, Francesc Closa descubre que, a partir del verano de 1938, se producen toda una serie de importantes cambios con el objetivo de modernizar la organización sanitaria del XI Cuerpo de Ejército Republicano. Entre estos cambios, destaca la modificación de la localización de la Prefectura Superior del Cuerpo de Ejército (CE), la reubicación del batallón de Sanidad y la creación del Boletín de Sanidad Militar y del departamento de estadística, dirigida por el capitán Jaime Vilaseca, antiguo presidente del Tribunal Permanente del XI CE en Aragón.

No fueron las únicas novedades reseñables. También se creó una escuela de sanidad, se construyeron nuevas carreteras para disminuir el tiempo de traslado de los heridos y se redujeron los equipos sanitarios haciéndolos más funcionales, aproximando al máximo los postquirúrgicos al frente de guerra para una rápida evacuación y clasificación de los heridos.Closa también comenta el origen y evolución de los líderes sanitarios militares, entre los que figura el teniente médico Lluís Folch i Camarasa, pionero años después de la psiquiatría infantil en Catalunya y sobrino del escritor Josep Maria Folch i Torres. Folch i Camarasa fue el encargado de organizar y dirigir la “Escuela para clases de sanidad militar” creada por Vilar con el objetivo de formar a mandos intermedios.

Fue en septiembre de 1938 cuando, ante la creciente presión del ejército franquista en el frente del Ebro, se empiezan a aplicar las reformas en la organización sanitaria impulsadas por Vilar, ya que el alto mando militar republicano encarga al XI Cuerpo de Ejército que preparase una ofensiva en su sector. Fueron habilitados diversos centros hospitalarios, entre ellos cuatro pequeños equipos quirúrgicos con un total de 100 camas. En la retaguardia se definieron 3 equipos quirúrgicos más, dos de ellos en territorio leridano, uno en Coll de Nargó con 400 camas y el otro en Sanaüja con 150.

Esta estructura se amplió con la cesión temporal de tres equipos quirúrgicos más en la retaguardia: el de Organyà con 100 camas, el de Solsona con 200 y el del Miracle, en Riner (Solsonès) con 250.Esta ofensiva republicana no llegó a producirse, por lo que los cuatro equipos quirúrgicos iniciales pasarían a ser dos en diciembre de 1938: uno en el paraje conocido como la Torreta, en Alentorn, con 34 camas, y otro en Coll de Nargó, con 20. Además, había un hospital de refuerzo en Sanaüja. En plena retirada del ejército republicano, el depósito central de material sanitario y farmacéutico se trasladaría a Bassella, a solo 20 km del frente, lo que acortaba el traslado del material médico potencialmente requerido.