Más plagas urbanas en Llieda, Mollerussa y Balaguer por la subida de temperaturas con el cambio climático

La subida de la temperatura media a causa del cambio climático está teniendo múltiples efectos negativos, como el incremento de las plagas urbanas, especialmente de insectos. Las empresas de control ambiental aseguran que “cada vez duran más meses del año” y advierten de la llegada de nuevas especies que suponen un riesgo para la salud.

Cada vez hay más plagas urbanas, duran más tiempo y llegan nuevas especies de insectos que en un futuro podrían convertirse en un problema tanto sanitario como económico.

Así lo alerta la Associació Catalana d’Empreses de Salut Ambiental (ADEPAP), que representa a cuarenta empresas de control de plagas que operan en las comarcas leridanas y que este verano prevé un aumento de las colonias de cucarachas, mosquitos, ratas y chinches. Las causas: la subida de temperaturas por la crisis climática −hace que los ciclos biológicos de las especies se aceleren y se reproduzcan más− y la globalización.“El pasado verano ya tuvimos una temporada de plagas muy larga, pero este año ha empezado incluso antes por las condiciones meteorológicas”, explicó el presidente de la entidad, Quim Sendra, quien añade que “debido al cambio climático, la aparición de plagas tiende a desestacionalizarse y cada vez están más presentes durante más meses”. Todo ello, sumado a la resistencia a los productos biocidas, provoca que las plagas sean cada vez más abundantes.

La especie protagonista este año es la cucaracha americana (Periplaneta americana), de color marrón y la más habitual. Proviene de la red de alcantarillado y aparece tanto en viviendas como en todo tipo de edificios comerciales. La vía de entrada puede ser a través de productos infestados (cajas o bolsas de la compra), los desagües u otras conexiones con el alcantarillado.

Como viven y se alimentan en lugares donde hay suciedad, pueden transportar bacterias como la salmonella y contaminar la comida. Las lluvias de las últimas semanas también hace que vuelvan con fuerza tanto el mosquito común como el tigre, que provocarán más molestias por el gran número de picaduras a los vecinos, y además son un vector de riesgo. “Las plagas generan aversión pero también van acompañadas de daños económicos y enfermedades.

Por eso su aumento nos debe preocupar”, dice Sendra, que insiste en que las medidas preventivas son la mejor baza para mantenerlas a raya.En Lleida ciudad, el confinamiento favoreció la proliferación de plagas y disparó el número de quejas vecinales, especialmente por la presencia de ratas. Desde entonces, la Paeria ha triplicado el presupuesto para remediar estas problemáticas, pasando de los 36.000 euros en 2019 a los 104.000 que ha invertido este año. El trabajo del equipo municipal de prevención y control de plagas, sumado al de las empresas especializadas contratadas por el ayuntamiento, se ha traducido en una reducción considerable de los avisos de los ciudadanos por cucarachas, ratas, palomas y mosquitos.

El objetivo es limitar al máximo el número de plagas, aunque la subida de temperaturas y la llegada de nuevas especies como la cotorra argentina y la paloma torcaz no juegan a su favor. La sobrepoblación de palomas también se ha convertido en un quebradero de cabeza en otras poblaciones leridanas como Balaguer u Organyà, donde la presencia de estas aves deteriora y ensucia las calles y edificios. En Mollerussa, en cambio, durante los meses de otoño causan estragos los estorninos que, con la llegada del frío, buscan refugio en los árboles de las ciudades.

Para hacer frente a esta plaga, el consistorio del Pla d’Urgell tuvo que contratar a finales del año pasado una empresa especializada para ahuyentar las bandadas con pirotecnia. Las olas de calor y el cambio climático también pasan factura a los bosques, que son cada vez más débiles y vulnerables ante las plagas como la procesionaria del pino. Este insecto ocasiona afecta miles de hectáreas de bosques, especialmente en el Solsonès y el Alt Urgell, y provoca dolorosas y peligrosas picaduras a personas y animales.

El año pasado, el departamento de Acción Climática tuvo que fumigar hasta 20.000 hectáreas, un 33% más que en 2021. Investigaciones del Centre de Investigació Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) alertan de que el calentamiento global y la sequía de los últimos años generan plagas agresivas que cada vez matan más árboles

Los ayuntamientos se encargan de la gestión de plagas que suponen un riesgo para la salud

La biblioteca pública está sin aire acondicionado por la acumulación de heces de palomas en la terraza

LLEIDA TRIPLICA LAS ACTUACIONES

Después del pico histórico de 2020, los avisos por la presencia de ratas, cucarachas, palomas y mosquitos en Lleida ciudad han bajado considerablemente, aunque siguen por encima de los niveles previos a la pandemia. “Desde el confinamiento las ratas se dejan intimidar menos por los humanos y se han acercado más a las zonas residenciales en busca de comida.

Esta situación, sumada a la gran capacidad reproductiva de estos roedores, requiere de un trabajo constante y prolongado en el tiempo para reducir su población”, explica el jefe de servicios urbanos de la Paeria, Jordi Domingo. El consistorio, que ha triplicado el presupuesto anual en control y prevención de plagas hasta los 104.000 euros, cuenta con un equipo municipal específico que coordina todas las actuaciones en este ámbito. Para mantener a raya las plagas tanto de ratas como de cucarachas, se deposita veneno en el subsuelo.

“Utilizamos una especie de anzuelo químico en el alcantarillado que las envenena, al mismo tiempo que bloqueamos accesos o salidas a la superficie”. En esta línea, el jefe municipal de servicios urbanos subraya que “los recursos que tenemos los ayuntamientos no dejan de ser limitados. Nuestro mayor esfuerzo también es hacer pedagogía para intentar que la ciudadanía no deje comida en la calle, pues es un imán para estos roedores”.Además de dar respuesta a los avisos vecinales, “hacemos revisiones periódicas en toda la ciudad, incluyendo los edificios y piscinas municipales”.

Afectados por picadas de mosca negra en las Firetes en mayo.

Para controlar la población de palomas, el ayuntamiento las captura mediante una treintena de jaulas. Sin embargo, el ave que genera una mayor preocupación no es la paloma común, sino la torcaz (Columba palumbus).

Desde hace tres años se han disparado los ejemplares de esta especie, que anida en los árboles, son más difíciles de capturar y sus excrementos provocan mayores daños en el mobiliario urbano. También es motivo de preocupación la presencia de la cotorra argentina, que ya se ha convertido en una invasión en ciudades como Barcelona. Asimismo, se están empezando a registrar en la ciudad ejemplares de tórtola turca (Steptopelia decoacto), aunque en menor medida.

En cuanto a los mosquitos, desde abril hasta octubre, operarios recorren periódicamente estanques, sumideros y zonas húmedas en busca de larvas. Cuando detectan una gran concentración, vierten un líquido que contiene una bacteria que solo ataca y destruye las larvas. Del tratamiento de la mosca negra, sin embargo, se encarga la Generalitat.

Después de las quejas por picaduras a principios de mayo en el recinto de las Firetes, en la antigua hípica, la Paeria solicitó al Consorci de Serveis Agroambientals que adelantara la segunda fumigación anual del río para eliminar las larvas de estos insectos, que necesitan consumir sangre de animales, pájaros o humanos para cumplir con su ciclo vital. Más allá de aquel pico que hubo en mayo, la directora del CUAP de Prat de la Riba, Sílvia Solís, explica que “en verano siempre hay más picaduras de insectos, pero no hemos notado un crecimiento anómalo de visitas en comparación con otros años”. Por barrios, el mayor número de incidencias −ya sea por ratas, cucarachas, palomas o mosquitos− se registran en Balàfia, Cappont, el Barri Antic, la Mariola y Universitat.

BALAGUER CONTRATA UNA EMPRESA PARA PONER LÍMITE A LOS ROEDORES

Las palomas se han adaptado a los ecosistemas urbanos con sorprendente facilidad y, cuando su población aumenta de forma desproporcionada, son un foco de enfermedades y suciedad. En Balaguer, la Paeria ha comenzado a hacer gestiones para combatir esta plaga, cuyos excrementos se han acumulado en la terraza de la biblioteca Margarida de Montferrat y han provocado que el equipamiento se haya quedado sin aire acondicionado. Como publicó SEGRE, el ayuntamiento ya ha encargado la limpieza y la desinfección del patio y de las turbinas de los climatizadores, donde también hay heces de aves.

Heces de palomas en la terraza de la Biblioteca de Balaguer.

“Cuando entramos en el gobierno municipal encontramos un gran número de quejas vecinales por la plaga de ratas y palomas”, explicó a esta diario el concejal de Urbanismo, Guifré Ricart, quien apuntó que “ya hemos contratado a una empresa que se hará cargo del control de los roedores y también estamos haciendo gestiones para poner freno a la sobrepoblación de palomas”. Además del deterioro en edificios y espacios públicos, la exposición a sus heces puede suponer un riesgo para la salud. Pudo ser el caso de un vecino de 45 años de la capital de la Nogiera que residía en las proximidades de la biblioteca pública y que estuvo unos días ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Santa Maria de Lleida debido a una neumonía atípica causada por una bacteria propia de los excrementos de las aves, la chlamydia psittaci.

LOS ESTORNINOS ENSUCIAN CALLES DE MOLLERUSA CON SUS HECES

El Ayuntamiento recurrió el año pasado a petardos para espantar a estas aves, que ensucian con sus heces coches y mobiliario urbano. 

Los estorninos se han convertido en un problema recurrente en Mollerussa y la suciedad que provocan es motivo de indignación entre los vecinos. Las inusuales altas temperaturas que se registraron en otoño del año pasado propiciaron que una plaga de estas aves se estableciera en zonas verdes y arboladas de toda la ciudad. El ayuntamiento tuvo que recurrir a petardos y podas controladas para intentar ahuyentar a los estorninos, que cubren con sus heces los, coches, el suelo y el mobiliario urbano, y causan un fuerte hedor.

Según explicaron fuentes del consistorio, pronto comenzarán a plantear una nueva campaña para intentar repeler próximas bandadas de estas aves.

"Consituyen un problema sanitario"

Quim Sendra. Presidente ADEPAP

¿A qué atribuyen el aumento de plagas urbanas? Desde hace años vivimos en un mundo globalizado, con mucho movimiento de personas y mercancías que favorecen el traslado de organismos. A eso se suma la subida de temperaturas en Catalunya, que hace que plagas que antes solo duraban unos meses del año ahora sean desestacionales. También ha provocado la aparición progresiva de especies que antes no veíamos porque no les gustaba nuestro clima como el mosquito tigre, la avispa asiática o el mosquito de la fiebre amarilla, que ya se ha encontrado en otros puntos de España.

¿Nos debe preocupar esta tendencia al alza? Por supuesto. Combatimos las plagas por tres motivos: nos generan aversión, causan daños económicos y suponen un problema sanitario porque transmiten enfermedades que incluso pueden provocar la muerte. Cada vez hay más plagas, de especies nuevas, duran más tiempo y son más transmisoras de enfermedades, y eso nos tiene que preocupar.

¿Que hay que hacer si detectamos una plaga en casa? Hay que contactar con un profesional que haga un diagnóstico de la situación y use los métodos de control adecuados en cada caso. La gente tiende a comprar insecticidas y, la mayoría de veces, lo único que se consigue es esparcir la plaga y gastar dinero absurdamente.

¿Cuáles son las reivindicaciones del sector? Es un contrasentido que no nos dejen utilizar algunos rodenticidas y, en cambio, estén a disposición de los particulares en los supermercados. Nosotros somos profesionales especializados en un control integrado de las plagas y sabemos cómo aplicarlos de la manera más responsable y sostenible posible. Además, las administraciones locales deberían primar la calidad de los servicios, por encima del precio.