¿Qué es el colapso de la corriente oceánica que podría llegar a partir del 2025?
Un estudio publicado esta semana en la revista Nature Climate Change avisa de que la principal corriente oceánica del Atlántico está perdiendo estabilidad de manera progresiva desde que ha empezado el siglo y puede estar cada vez más cerca de llegar a un punto crítico que provocaría un cambio radical del clima.
El estudio investiga la circulación de retorno meridional del Atlántico (AMOC, por|para la denominación inglesa), una de las corrientes marinas más importantes del planeta y que tiene una gran influencia en los sistemas meteorológicos del mundo. Traslada masas de agua caliente desde los trópicos hacia el polo norte por la superficie y, simultáneamente, agua fría hacia el sur por el fondo del océano. Su papel es clave porque actúa de estabilizador en el clima, como un termostato, y ayuda a suavizar las temperaturas en Europa.
Además, el AMOC ejerce un papel crucial en el ciclo del carbono de nuestro planeta porque secuestra aproximadamente 0,7 petagrams de carbono (PgC) al año, convirtiéndola en el mayor sumidero de carbono del hemisferio norte. El secuestro de carbono es un proceso natural que permite la absorción y el almacenaje de dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. Las plantas, los océanos y ciertos tipos de suelo pueden actuar como sumideros de carbono, absorbiendo CO2 de la atmósfera.
No obstante, la eficacia del AMOC como sumidero de carbono se puede ver amenazada por su debilitamiento. Durante años, los científicos han estado alertando sobre su inestabilidad a medida que la crisis climática se acelera, amenazando con alterar el equilibrio de temperatura y salinidad en que depende la fuerza de estas corrientes.
La mayoría de las consecuencias del colapso del AMOC repercutirían en el continente europeo, que pasaría a experimentar extremos climáticos de manera muy brusca, pero también habría importantes implicaciones en todo el globo terráqueo. Entre otros, un enfriamiento generalizado del hemisferio norte -que comportaría un descenso de la temperatura en el continente europeo de varios grados-, una disminución de las precipitaciones y un fortalecimiento de las borrascas en invierno con "ciclogénesis explosivas más potentes" y más proporción de nieve. Además, se calentarán más los trópicos, donde el aumento de las temperaturas ya ha endurecido mucho las condiciones de vida.
