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Los históricos juguetes de ''Lo Baratillo'' se quedan sin museo en Artesa de Lleida
El nuevo ayuntamiento se echa atrás y quiere construir en la Vileta una ludoteca
Artesa de Lleida ha frenado la apertura del Museu de Les Joguines, que tenía que albergar artículos de la histórica tienda 'Lo Baratillo' de la capital del Segrià. Tras más de cinco años trabajando en el proyecto, el nuevo consistorio cambia de opinión y abrirá a finales de año una ludoteca en el espacio construido en la Vileta.
Los más de 3.000 juguetes que atesora el coleccionista Manel Gigó de Lo Baratillo Leridano, el emblemático establecimiento de la capital del Segrià de finales del siglo XIX y que cerró en 1979, se han quedado sin su museo en Artesa de Lleida.
Después de cinco años trabajando en el proyecto, el nuevo gobierno municipal de ERC se ha echado atrás y ha decidido sustituir el futuro Museu de Les Joguines por una ludoteca. El edificio situado en la Vileta, en el centro histórico, se construyó en 2020 con financiación de la Diputación y en los últimos meses se estaba ultimando la apertura del museo. De hecho, un equipo liderado por Jordi Clariana ya había redactando la parte museográfica y en enero se montó una primera exposición con un centenar de juguetes para abrir boca.
La alcaldesa de Artesa de Lleida, Mariona Rebull, explicó que “no tenemos ningún espacio cultural para los más pequeños, por eso hemos decidido parar el proyecto del museo de los juguetes y abrir en su lugar una ludoteca que también se utilizará para acoger exposiciones itinerantes”. Apuntó que en el nuevo edificio, catalogado como espacio polivalente, solo queda instalar el sistema de climatización y que ya han empezado las gestiones para poder inaugurarlo a finales de este año. “Creemos que las políticas del ayuntamiento deben estar encaradas a la gente que vive en el pueblo”, dijo Rebull, quien añadió que próximamente “haremos un llamamiento entre los vecinos para que aporten material, como cuentos o juegos de mesa”.
Desde hace más de 40 años, Gigó guarda coches, peonzas, autómatas, caballitos de cartón, muñecos, cocinitas y todo tipo de juguetes que albergaba Lo Baratillo. Con su fachada llena de juguetes, primero, y con una gran cortina de pelotas en su última época, hacía las delicias de los niños que paseaban por la calle Major. “Para mí, estos son los juguetes de Lleida y tienen un gran valor sentimental”, dijo Gigó, que lamentó que el proyecto se haya frenado tras años de trabajo y espera que sus juguetes, algunos con más de cien años de antigüedad, puedan ver la luz en un futuro.