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Panaderos y pasteleros de Lleida alertan de la falta de personal y relevo generacional

Dicen que no encuentran a trabajadores “motivados” y avisan de futuros cierres

Jordi Martí Llaràs, del Antic Forn i Pastisseria J.Martí del Secà de Sant Pere, trabajando la masa junto a una empleada.

Jordi Martí Llaràs, del Antic Forn i Pastisseria J.Martí del Secà de Sant Pere, trabajando la masa junto a una empleada.AMADO FORROLLA

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Los gremios de panadería y pastelería de Lleida denuncian que tienen muchas dificultades para encontrar personal “motivado” para trabajar en estos sectores, como ocurre con otros oficios tradicionales, como carpinteros o electricistas. Remarcan que no hay relevo generacional, pese a que muchos han modificado horarios y condiciones.

Los oficios tradicionales, como electricistas o carpinteros, llevan tiempo acusando la falta de mano de obra y ahora son los panaderos y pasteleros los que también ponen de manifiesto sus dificultades para encontrar personal. “Es una odisea”, afirma Pilar Marqués, presidenta del Gremi de Forners de les Terres de Lleida.

Asegura que “es muy difícil encontrar personal motivado, entre los jóvenes y en general”, tanto para el obrador como atendiendo a los clientes. Subraya que en la actualidad muchos establecimientos han modificado sus horarios “y ya no comienzan a las cinco de la mañana”, pero aún así no les resulta fácil contratar a trabajadores. Apunta que por este motivo en el sector “no hay relevo generacional” y añade que el incremento del coste de la electricidad y las materias primas tampoco ayuda.

“Los hijos ven las dificultades para llegar a final de mes y no quieren dedicarse a esto”, indica. Por su parte, Carles Ribes, vicepresidente del Gremi de Pastisseria de Lleida, subraya también la “falta de relevo generacional” en su sector y alerta de que “en los próximos diez años en Lleida podrían cerrar muchos” negocios por este motivo. Remarca que las pastelerías que ya han cerrado “nunca vuelven a abrir porque falta gente” que quiera dedicarse a este oficio.

“Montar una pastelería de cero, con todas las instalaciones, cuesta mucho, y encontrar a personal, también”. Apunta que “se trabaja en días de fiesta, pero es trabajo muy bonito” y añade que en su caso, en la Pastisseria Forn Germans Ribes de Torrefarrera, han modificado el horario y las condiciones de trabajo. “Antes comenzábamos a trabajar a las cuatro de la madrugada y ahora, a las seis o seis y media, y a la una y media acabamos todos”, señala.

Añade que ha contratado a una joven procedente de formación dual, que en junio terminó las prácticas, “y vimos que servía”. Destaca que “los sueldos no son malos”, pero cree también que “la gente no está motivada para trabajar”. “No es cuestión de que no tengan experiencia, ya la adquirirán, lo que parece es que todo el mundo quiera ser funcionario”, asevera.Manel Llaràs, que también forma parte de la junta del Gremi de Forners, señala que la falta de personal les impide también en ocasiones ampliar el negocio y apunta que muchos de los alumnos que finalizan el ciclo de grado medio de Formación Profesional en Panadería, Pastelería y Confitería que imparte la Escuela de Hostelería de la Caparrella prefieren seguir formándose en otro ciclo del centro, en lugar de trabajar.

Este curso 2023-2024, de las 63 plazas del ciclo de Panadería, Pastelería y Confitería se han cubierto únicamente 33, según datos del departamento de Educación.

«Cambié la manera de trabajar para tener más calidad de vida»

Hace cinco años, cuando tenía 33, Jordi Martí Llaràs cogió las riendas del Antic Forn i Pastisseria J. Martí que regentaba su padre en el barrio del Secà de Sant Pere, en la ciudad de Lleida.

Es la cuarta generación que está al frente del negocio, pero a los seis meses decidió cambiar la manera tradicional de trabajar “para poder tener una vida más cómoda y conciliar el trabajo con la familia, tanto yo como mis empleados”. “Por mi padre, sabía que la vida de panadero es un sacrificio. Yo a él lo veía poco.

Así que hice cambios para ganar en calidad de vida”, señala. Explica que“pensé que si yo no quería trabajar de noche, tampoco encontraría a nadie que quisiera hacerlo, así que empecé a hacer el pan por la mañana, lo dejamos fermentar todo el día y a las seis de la mañana lo cocemos. De este modo, todos trabajamos solo por la mañana”.

Asegura que con este nuevo sistema también han podido “mejorar mucho el producto que ofrecen, haciendo una fermentación correcta, y obteniendo un resultado más adecuado para personas con problemas digestivos”. Remarca que en la actualidad “cada vez se valora más que un trabajo te permita tener calidad de vida”. “La mentalidad de la generación de los padres era más sacrificada, se pensaba en trabajar y ganar dinero, y ahora se valoran otras cosas como estar con la familia.

Por eso nos hemos adaptado”, subraya.En cuanto a la dificultad para encontrar personal, afirma que en lugar de contratar a un oficial ha preferido formar a una persona, para que aprenda desde el principio su manera de trabajar. Destaca que intentan elaborar “productos diferenciales y de calidad”.

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