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Rosa Maria Ballabriga, madre de acogida en Solsona: "Con la cantidad de gente que hay, no tendría que haber ningún niño en un centro"

Cinco familias del Alt Pirineu i Aran están dentro del programa, en un territorio con un potencial para recibir a unos 150 menores

Rosa Ballabriga y Àlex Lagura, madre de acogida y joven acogido.Albert Lijarcio / ACN

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"Los niños necesitan un entorno familiar". Así de contundente es la visión de Rosa Maria Ballabriga, una madre de Solsona que hace más de dos décadas decidió acoger a un niño, Àlex Laguna, que ahora tiene 23 años y a quien ha acabado adoptando: "Con la cantidad de gente que hay, no tendría que haber ningún niño en un centro". Él concluye que la vida le ha dado una oportunidad: ¿"Si me paro a pensar en qué –Rosa- no me hubiera cogido, dónde estaría ahora mismo"?, reflexiona. Hoy por hoy, cinco familias del Alt Pirineu i Aran, con diez menores, están dentro de este programa del Departamento de Derechos Sociales, que hace un llamamiento para tratar de sumar nuevas. De hecho, calculan que esta parte del territorio tiene un potencial por recibir a hasta 150 niños y jóvenes.

Ballabriga asegura que volvería a acoger a un niño y que es una experiencia que recomienda a otras familias. En su caso, empezó a planteárselo poco después de separarse de su marido y acabó de dar el paso el año 2002, cuando sus hijas tenían 14 y 10 años. "Enseguida estaba enganchado a nosotros", recuerda, valorando como muy positivo el proceso de adaptación de Àlex en su entorno.

Aun así, Rosa deja claro que "no ha sido todo un camino de rosas" pero que "ha valido la pena" y que está satisfecha de "colaborar" para que un menor salga del centro de acogida: "Allí los cuidan muy bien, evidentemente que no les falta de nada, pero no tienen referentes familiares", concluye. También pone en valor la ayuda y el acompañamiento que ha recibido por parte de la administración en todo el proceso.

Mientras, Àlex se muestra muy agradecido con su familia. Asegura que cuando era pequeño "veía a dos madres y no le daba tanta importancia" y que el proceso de adaptación ha sido muy "natural". Sin embargo, reconoce: "Algunas veces me ha costado decir que era adoptado, me daba un poco de miedo". En este sentido, asegura que la reacción de personas que conocía al enterarse era por sorpresa, pero que la gran mayoría lo han aceptado.

Después de haber conseguido asimilar como es su vida, recomienda a otras personas que se puedan ver en esta situación que "no tengan miedo" y que piensen en sus objetivos e intenten "cumplir sus sueños". Finalmente, deja claro: "La vida que tengo ahora no la cambiaría por nada".

Los dos han explicado su experiencia a la Seu d'Urgell, en el marco de una campaña del Departamento de Derechos Sociales renombre 'Acoger es hacer familia' y con la cual se quiere hacer un llamamiento para aumentar el número de familias acogedoras. El director del Instituto Catalán del Acogimiento y la Adopción (ICAA), Josep Maria Forné, explica que "en un territorio disperso y de las características del Pirineo, a veces hay una complejidad más alta", aunque considera que en esta zona hay "recursos habitacionales" que pueden hacer más fácil el hecho de encontrar familias acogedoras.

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