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INVESTIGACIÓN

Las aguas termales podrían servir como alerta ante nuevos terremotos

Según un estudio del CSIC, que representa un gran paso en la búsqueda de precursores sísmicos que sean delatores de terremotos inminentes 

Imagen de archivo de aguas termales.Unsplash

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agencias 

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Un estudio desarrollado por investigadores del Instituto Geológico y Minero (IGME-CSIC) ha vinculado cambios hidroquímicos en las aguas termales con el registro de terremotos, una relación que podría utilizarse como alerta para adelantarse a los seísmos.

El estudio pretende identificar precursores sísmicos que permitan alertar con tiempo de la ocurrencia de un terremoto, un objetivo con pocos avances ya que a día de hoy resulta imposible predecir cuándo sucederá un sismo.

En este marco, investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) han demostrado la relación entre las variaciones de parámetros químicos de las aguas termales y la ocurrencia de terremotos, especialmente con la presencia de altos niveles de ión sulfato en los momentos previos a terremotos de gran magnitud.

La cuenca de Granada representa la zona de mayor peligrosidad sísmica de España al encontrarse muy cerca del límite de las placas tectónicas europea y africana, una zona en la que entre 2020 y 2021 se produjo un enjambre sísmico con numerosos temblores.

Estas fallas que seccionan la corteza terrestre son también las responsables de la presencia de manantiales termales en el entorno de Granada, como los históricos baños de Sierra Elvira, ya que las fallas permiten el ascenso a la superficie de aguas procedentes de acuíferos profundos, y por lo tanto calientes.

Esta dualidad de las fallas de Granada ha impulsado el trabajo de los investigadores IGME, un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que han realizado sondeos termales durante la crisis sísmica de Granada 2020 y 2021.

Los investigadores Juan Antonio Luque y Rosa María Mateos aprovecharon la oportunidad única que les ofrecía la secuencia de terremotos para buscar ese indicio precursor que abriera una nueva línea de investigación.

La secuencia sísmica, con más de 3.110 terremotos, 6 de ellos de magnitud superior a 4.1, tuvieron el epicentro muy cerca de los dos sondeos termales en los que se analizaron más de 45 parámetros químicos, así como la temperatura, la conductividad y el pH del agua termal.

Los resultados de este estudio pionero han puesto de manifiesto que hay variaciones hidroquímicas relevantes según la frecuencia y la magnitud de los terremotos, especialmente de parámetros como la sílice, el ión cloruro, el hierro y el calcio.

Destaca claramente el ión sulfato, cuyos picos preceden a los terremotos de mayor magnitud. "Este hecho indica que, previamente a la ocurrencia del terremoto, hay una rápida entrada de agua del acuífero profundo, muy rico en sulfatos, ligado a la dilatación de la falla. En un argot menos científico podría decirse que se produce una inyección de sulfatos antes del terremoto de gran magnitud", ha explicado Mateos. La investigación representa un gran paso en la búsqueda de precursores sísmicos que sean delatores de terremotos inminentes. 

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