ENTREVISTA CRIANZA
«El presente de los hijos empieza con la historia de los padres»
La psicóloga leridana Elisenda Pascual es la terapeuta de la serie ‘Això no és Suècia’
Elisenda Pascual es una psicóloga leridana especializada en la crianza respetuosa y el acompañamiento familiar. Actualmente la podemos ver en una de las series de la temporada, ‘Això no és Suècia’ de 3Cat, RTVE y STV (Suecia), en la que hace de terapeuta de un grupo de familias del barrio barcelonés de Vallvidrera. Así, Pascual aporta una mirada experta a la ficción que trata casos reales de diferentes padres y madres. Nacida en Lleida, a los 17 años se trasladó a Barcelona para cursar sus estudios y reside en las Islas Canarias.
La crianza respetuosa es un tema que hace poco se ha empezado a visibilizar y uno de los ejemplos es la serie Això no és Suècia. ¿Cómo surgió su participación en la serie?
Conocía a la directora Aina Clotet porque trabajo en un grupo de terapia de familias en Vallvidrera. Después de un tiempo me propuso formar parte de un proyecto, pero no me imaginé que era una serie.
En la producción interpreta el papel de terapeuta que ayuda y acompaña a un grupo de padres y madres en la crianza de sus hijos. ¿Cómo lo encaró?
Lo cierto es que propuse no tener mucho guion para poder hacer de mí misma como terapeuta, por lo que en todas las escenas hice lo que haría en mi trabajo. Todo fue muy natural, yo no sabía qué casos eran reales y cuáles no, ya que en el grupo de familias habían muchos que no eran actores. Entonces todo lo que se propuso era real, todo lo que se ve en la serie son situaciones que suceden en la vida real.
La serie aborda sobre todo la crianza respetuosa de los hijos ¿En qué consiste?
Yo tengo una frase que cogí de Angela Davis y es que “la crianza respetuosa es la idea radical de que los niños son personas”. Es básicamente considerar la infancia como una etapa digna y respetar los tiempos que tiene y la manera que tienen los pequeños de estar en la vida. Hemos de poder entenderlos y respetar sus necesidades, eso no quiere decir que les tenemos que dar todo lo que quieren, que es el gran error de algunas familias.
Entonces, ¿cómo puede un padre o una madre educar desde el respeto y la afectividad?
Primero de todo deben tener una mirada muy abierta para poder revisar dónde está cada persona en la vida. El presente de los hijos comienza con la historia de los padres y, si estos no saben cómo les han educado, las carencias que han tenido o las heridas que han acumulado es muy probable que las traspasen a sus hijos o vayan al extremo opuesto. Yo abogo porque los padres miren a sus hijos con curiosidad como si fueran personas que no conocen. Hay una conexión emocional y un vínculo pero no conocen quién son y en qué se están convirtiendo. Por otra parte, los padres tienen que dedicarse tiempo a sí mismos, cuidarse y descansar.
Cuando los niños son pequeños se tiende a pensar que no recordarán de lo que pasa en cortas edades. Entonces, ¿cómo les influirá una crianza responsable?
Hay que saber que un niño con 10 meses de vida ya sabe si el mundo al que ha llegado es bueno o es malo. Si es bueno quiere decir que sus padres le cuidan, le miran, le quieren, que no le abandonan. Por el contrario, el mundo malo sería dejarlo llorar y que durmiera solo. Los tres primeros años de vida son los que ponen los cimientos de la personalidad.
En caso de que el niño sea muy rebelde, ¿cómo se debería actuar?
El primer trabajo es con las familias. Si un niño coge mucho terreno, contesta, pega, grita o no hace caso es porque hay algo en el sistema familiar que no le está regulando. Habla más de la falta de límites en la familia que del mal comportamiento del niño, porque un niño que se siente bien no se porta mal.
¿Cuáles son las heridas que arrastran las personas que no han sido criadas de esta forma?
Múltiples. De entrada, una persona que no ha tenido esta mirada de que merece ser querida solo por el hecho de existir, probablemente tendrá una sensación de ser insuficiente, con baja autoestima o que igual se hace más suyas las cosas que suceden en su entorno. En el fondo hay una tendencia a que este tipo de personas vivan desde la inseguridad y la supervivencia.
¿Cómo pueden los padres detectar estas heridas o prepararse para la crianza?
Con terapia personal. Para mirarnos lo que no nos vemos necesitamos un espejo, y ese espejo es la terapia. Todas las personas del planeta han tenido, tienen y tendrán heridas. Hay que entender que, cuando nacemos, somos inmaduros y nos hacemos humanos a través de quien nos acompaña. Si las personas que están con nosotros en esta etapa están reguladas, son coherentes, son estables y consistentes nos vamos conformando en un mundo seguro. Por lo contrario, si quien nos cuida está sumida en una depresión postparto y nadie la atiende o la pareja se separa y nadie nos da la seguridad, no podemos estar en la vida sino en la supervivencia, y esto conforma la base de la personalidad.
¿Cuáles son los casos más comunes que recibe en la consulta?
Lo más común es la confusión que las familias tienen con los límites. Esta situación provoca que los hijos se desordenen porque los adultos tenemos entendido que los límites son castración.