RECOMENDACIONES
Cómo intervenir para un buen uso del móvil en los jóvenes
Después de la celebración del Día de Reyes, es necesario tener en cuenta las recomendaciones de los Reyes Magos para aquellos niños y adolescentes a quienes han regalado un móvil.
Primero han enseñado a las familias a entender la tecnología para que su hijo no acceda “de cero a cien al mundo digital”, les han aleccionado sobre sus riesgos y les han obligado a preguntarse sobre el porqué de este obsequio.
La reciente propuesta del Ministerio de Educación para limitar aún más el móvil en los centros educativos y algunas iniciativas de familias y profesores en esta línea reflejan que “hay una preocupación general y eso es positivo; quiere decir que no estamos del todo convencidos o conformes con el escenario actual”, explica a EFE Cristina Gutiérrez, del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE).
Después de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, la experta de ciberseguridad para menores añade que cada familia es “un mundo y puede haber muchos motivos para que Reyes sea el momento en el que el hijo recibe ese regalo, pero lo ideal es que haya un objetivo o una finalidad (que respalde su adquisición), no hacerlo por una convención social”.
“Quizá necesite el móvil porque va a empezar a hacer trayectos solo y es una forma de comunicarse, pero en casa se deja a un lado para hacer los deberes y a una determinada hora se apagan todas las pantallas, incluidas las de los adultos”, señala Gutiérrez, quien trabaja en proyectos de sensibilización, formación y asesoramiento para promover el uso seguro y responsable de internet entre niños y adolescentes, familias, educadores y profesionales de la infancia.
Lo primero que deben hacer los padres y las madres es preocuparse por conocer la tecnología, porque tienen que tener “un papel activo en la educación digital, crear un clima de confianza para que en las conversaciones familiares se aborde el tema de la tecnología y, lógicamente, marcar límites y normas”.
Con ese fin, Gutiérrez recomienda los organizadores digitales, que son paneles o tableros donde se marcan los compromisos de uso de los teléfonos, desde las edades más tempranas hasta la más avanzadas, y ampliarlo a otros dispositivos y videojuegos.
En primer lugar, cada miembro de la familia deberá dejar por escrito el tiempo máximo de uso del móvil, tablet, consola u ordenador y especificar los espacios dónde se puede utilizar, evitando dormitorios, zonas de estudio y baños (mejor las áreas comunes).
Fijar un tiempo máximo ayuda a crear un hábito digital saludable y siempre debe ajustarse a la finalidad de la conexión y la madurez del usuario/a.
También es positivo establecer un horario de conexión y detallar situaciones en las que es mejor desconectar -comidas, tiempo de estudio, trabajo o descanso-, así como establecer límites en aras de la seguridad en la red -por ejemplo, no subir fotos a redes sociales sin supervisión o pedir permiso antes de instalar una nueva app-.
Según Gutiérrez, “cada niño es un mundo y cuando le regalamos un móvil debemos sopesar su madurez y personalidad. No es lo mismo un niño reflexivo, templado y responsable a niños que, sin ser mejores ni peores, son más impulsivos y la atención la tienen en mil cosas. Ahí tenemos que tener claros los objetivos para los que queremos la tecnología”.
Además, “son unas edades que coinciden con unas etapas de desarrollo muy importantes en las que las TIC pueden ser fantásticas para estimular muchas destrezas y habilidades, pero esto tiene que partir de un plan” previo.
De ahí la importancia de informarse de las múltiples medidas de seguridad que ofrece el propio dispositivo o la infraestructura que hay en casa.
“Cuando hablamos de riesgo tenemos que tener en cuenta lo que ven, por ejemplo, contenidos sin filtrar que pueden ser inapropiados; cómo los usan -a través de wifis o dispositivos sin actualizar que multiplican la posibilidad de una infección por virus o les hacen más vulnerables a ataques de ingeniería social; y vigilar sus redes de contactos para evitar los abusos” de terceras personas.
Hay muchas opciones de seguridad y privacidad en las aplicaciones o en los controles parentales que permiten ir confeccionando filtros para bloquear contenidos concretos; para supervisar las personas que pueden contactar con tus hijos, controlar los tiempos o impedir que reciban comentarios con determinadas palabras. “Así logramos que lleguen al mundo digital paso a paso, no entran de una forma de cero a cien”.