MEMORIA HISTORIA
Lleida conmemora el Holocausto
Familiares de víctimas y entidades sociales recuerdan la barbarie que 314 leridanos vivieron en campos de concentración nazis
Alertan que “volvemos a ver la libertad amenazada”
“Encerraron a mi tío y a mi padre en campos de concentración en 1944, estuvieron presos un año y mi tío salió muy enfermo, pesaba solo 43 kilos”. Lo recordaba ayer Ramon Pach, hijo del exconcejal de la Paeria de Lleida Josep Pach, en el acto de conmemoración del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto que se celebró con la presencia de vecinos, familiares de víctimas, entidades sociales y autoridades políticas ante la escultura de la calle Jaume II (Cappont) que recuerda a los 47 vecinos de la ciudad que acabaron en campos de exterminio nazis. “Mi tío consiguió volver legalmente en 1959, pero mi padre tuvo que escaparse de la policía francesa y cruzar la frontera a escondidas”, recordó Pach emocionado. “Se ocultó en casa hasta que un año antes de jubilarse recuperó el permiso para ejercer de maestro, y así lo hizo”, añadió.
“El Holocausto fue posible porque empezó años atrás, con recortes a las libertades de ciertos colectivos, hasta tener un pueblo sumiso que se había dejado alumbrar por falacias grandilocuentes de un ultranacionalismo excluyente”. Así lo afirmó Josep San Martin, representante del Comité Internacional de Mauthausen, que recordó que el 45% de todos los médicos alemanes y austríacos estaban afiliados al partido nazi. Lamentó que 400.000 personas fueran esterilizadas de manera forzosa y que más de 80.000 discapacitados fallecieran asesinados en centros dirigidos por médicos. Asimismo, explicó que “34 republicanos españoles fueron víctimas de experimentos médicos, entre ellos mi tío y otro leridano”, y valoró que “estamos volviendo a ver la libertad amenazada de manera creciente, en muchos lugares y para muchos colectivos ya ha desaparecido”.Hasta 314 leridanos fueron encarcelados en campos de concentración, seis de ellos mujeres. Lo señaló Josep Ramon Segura, representante del grupo de recuperación de la memoria histórica del Centre Excursionista de Lleida, a la vez que lamentó que tan solo el 40% tiene espacios de memoria como adoquines o placas. “La creación en la ciudad de un centro de interpretación de la Guerra Civil ayudaría al reconocimiento de las víctimas”, afirmó.
El portavoz de la comunidad gitana Josep Roigé reprochó la falta de enseñanza en las escuelas de la Gran Redada gitana de 1749. Maribel Sáez, de la asociación Colors de Ponent, aseguró que el colectivo LGBTIQ+ fue uno de los más castigados y olvidados. Asimismo, Sonia Salvia, de la entidad Down Lleida, reivindicó el “derecho a la vida con dignidad” de las personas con discapacidad. Las alumnas del Màrius Torres Lara Folch y Blau Vilanova leyeron un manifiesto de apoyo a las víctimas, y Salvador Escudé dijo en nombre de las minorías religiosas que “hoy la libertad religiosa está más amenazada que nunca”. “Creo en la importancia de no olvidar ningún genocidio”, concluyó el edil Carlos Enjuanes.