El mayor deshielo en el Atlántico Norte puede traer veranos tórridos a Europa
Científicos británicos han descubierto que el aumento del agua de deshielo en el Atlántico Norte puede desencadenar una cadena de eventos que provoquen veranos europeos más cálidos y secos.
El artículo, que se publica en la revista 'Weather and Climate Dynamics' de la Unión Europea de Geociencias , sugiere que el clima del verano europeo es predecible con meses o años de antelación, debido a los mayores niveles de agua dulce en el Atlántico Norte.
La autora principal Marilena Oltmanns, científica investigadora del National Oceanography Center del Reino Unido, explica en un comunicado: "Mientras que el Reino Unido y el norte de Europa experimentaron un clima inusualmente fresco y húmedo en el verano de 2023, Groenlandia experimentó un verano inusualmente cálido, lo que provocó un aumento de la entrada de agua dulce al océano Atlántico Norte".
Basándose en la cadena de eventos identificada, esta investigación espera que las condiciones de la atmósfera oceánica sean favorables para un verano inusualmente cálido y seco en el sur de Europa este año. "Dependiendo del recorrido del agua dulce en el Atlántico Norte, también esperamos un verano cálido y seco en el norte de Europa dentro de los próximos cinco años. Podremos estimar con mayor precisión el año exacto del verano cálido y seco en el norte de Europa en el invierno antes de que ocurra", agregó.
El derretimiento del hielo marino y del hielo glacial es una fuente cada vez mayor de agua dulce para el Atlántico Norte, y los cambios en la cantidad de hielo marino pueden alterar la circulación normal de los océanos, influyendo en el clima global. Con el aumento del derretimiento del hielo, el estudio sugiere que las olas de calor y las sequías en Europa serán más intensas en el futuro.
El calentamiento en Europa después de fuertes liberaciones de agua dulce en el Atlántico Norte se sumará al calentamiento que ya se está produciendo debido al cambio climático, al provocar cambios en los patrones climáticos.
En conclusión, el trabajo argumenta que los hallazgos demuestran la importancia de las observaciones oceánicas para garantizar que los modelos climáticos capturen todos los procesos físicos necesarios para realizar predicciones meteorológicas precisas. Este estudio es un paso adelante para mejorar los modelos, lo que permitirá a las industrias y a las partes interesadas planificar con anticipación condiciones climáticas específicas, como adaptar métodos agrícolas para que sean más resilientes, predecir el uso de combustible y prepararse para inundaciones.