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MEMORIA HISTORIA

Perseguidas por ser mujeres y activistas

La antropóloga forense Laura Muñoz-Encinar imparte hoy una conferencia sobre la represión de género en la Guerra Civil y el franquismo

“Eran castigadas incluso después de ser ejecutadas”

Monument a les víctimes de la guerra al cementiri de Lleida.

Monumento a las víctimas de la guerra en el cementerio de Lleida. - SEGRE

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La mujer era un ciudadano de segunda para el franquismo, tanto, que incluso llegó a crear castigos específicos para aquellas que se salían de los roles conservadores y reaccionarios durante la Guerra Civil y la dictadura. La historiadora, arqueóloga y antropóloga forense de la Universitat de Barcelona Laura Muñoz-Encinar protagoniza esta tarde, en la sala Jaume Magre, el debate de memoria organizado por Drets Civils de la Paeria, bajo el título Desenterrando la represión de género. Explicó ayer a SEGRE que su investigación se ha centrado en la represión contra las mujeres republicanas que sufrieron la violencia extrajudicial (con el bando de guerra de 1936) a través de las fuentes orales (testimonios), documentación y de los hallazgos en las fosas comunes. “A partir de este análisis planteo que existió, de forma generalizada en todo el Estado, una estrategia represiva específica contra las mujeres republicanas y que sufrieron una persecución por haber transgredido los roles de género establecidos y por su activismo político”, aseguró. “Durante la Segunda República se vive una transformación social y de género con nuevos conceptos de mujer que no encajan con el modelo patriarcal del franquismo, que se basa en la idea de crear un espacio más doméstico para ellas”, añadió. En este sentido, fueron perseguidas no solo por esa feminidad y su activismo, sino también por ser madres, esposas o hijas de republicanos.

“El objeto de esta actuación no era la represión masiva de las mujeres como sí lo era en el caso de los hombres. Aunque también eran ejecutadas, el objetivo era la reeducación, al ser vistas como un ciudadano de segunda clase”, explicó Muñoz-Encinar. Sin embargo, la investigadora señaló que, aunque la mayoría no fueron ejecutadas, no significa que no sufrieran “violencia extrema”, tanto física como psicológica para “depurar el cuerpo de las mujeres”. Entre las técnicas que ejercían los represores se encontraba el rapado de pelo “para eliminar elementos de feminidad no aceptados”, así como obligarlas a ingerir aceite de ricino “para que expulsaran el comunismo del cuerpo”. También fueron víctimas de violencia sexual, algunas de las mujeres estando embarazadas. “Eran paseadas desnudas por las calles, son agredidas y muchas veces violadas”, explicó. Una violencia para castigar a estas mujeres que incluso se ejerció después de su muerte. “Se ejercieron estos procesos de represión postmorten. En el caso de los hombres, soldados republicanos que fueron enterrados boca abajo en un trato claramente vejetorio, mientras que en las mujeres hay casos de cuerpos hallados entre dos hombres en una posición sexualizada y un patrón distinto, ya que eran las últimas en ser introducidas dentro de las fosas y en un lugar concreto”, aseguró. ]“De muchas no se ha encontrado sus restos y se conoce su historia por las familias”, lamentó. La investigadora consideró que en los últimos 10 años “se ha hecho un gran esfuerzo en estudios con perspectiva de género”.

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